Blog de Elena Galiano para Lengua y Literatura de 2º de Bachillerato. IES Ría del Carmen.
jueves, 19 de diciembre de 2019
APUNTES COMPLETOS DEL CURSO 19 20
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miércoles, 11 de diciembre de 2019
QUE pronombre relativo, QUE conjunción
Actividad con las soluciones
QUE PRONOMBRE RELATIVO QUE CONJUNCIÓN COMPLETIVA
QUE pronombre, QUE conjunción
QUE PRONOMBRE RELATIVO QUE CONJUNCIÓN COMPLETIVA
QUE pronombre, QUE conjunción
miércoles, 4 de diciembre de 2019
lunes, 11 de noviembre de 2019
COMENTARIO MODELO RESUELTO: Arturo Pérez Reverte - Antonio Machado
TEXTO 1
Querido imbécil: No llegarás a comerte
las próximas uvas, porque de aquí a un año estarás muerto. Y cuando digo muerto
quiero decir muerto de verdad, criando malvas para los restos. No palmarás, te
lo comunico, de forma heroica, ni útil, ni siquiera natural. Habrás fallecido
estúpidamente, a ciento ochenta y en un cambio de rasante, o una curva, justo
cuando pongas para ti mismo cara de duro de película y des gas, intrépido,
jaleado por música imaginaria o real, creyéndote el rey del mambo.
Lo peor del asunto, discúlpame, no será tu pellejo; que al fin y al cabo -salvo para ti mismo y algún familiar- no valdrá gran cosa al precio a que lo vas a vender. Lo malo es que te llevarás por delante, quizás, a gente que ningún interés tiene en acompañarte en el viaje: acompañantes incautos, la familia que vaya de vacaciones en el coche opuesto, el peatón, el camionero que trabaja para ganarse la vida. Sería más práctico y más limpio, ya puestos a eso, que acelerases hasta doscientos y te estamparas en bajorrelieve contra una pared, que es un gesto más íntimo y considerado. Mira, voy a confiarte un secreto. Somos tan frágiles que te temblarían las manos si lo supieras. Todo cuanto tenemos, que parece tan sólido y tan valioso y tan definitivo, se va al carajo en un soplo, en un segundo, al menor descuido nuestro y al menor guiño del azar, la vida, la condición humana. Basta un insecto, un virus, un trocito de metal en forma de metralla o bala, una gota de agua o aceite sobre el asfalto, un estornudo, una cualquiera de esas bromas pesadas con las que el Universo se complace en pasar el rato, y tú y todo lo que tienes, y todo lo que representas, y todo lo que amas, y todo lo que fuiste, lo que eres y lo que podrías haber sido, se va al diablo y desaparece para siempre sin que vuelva nunca jamás. Así nos iremos todos, claro. Pero unos se irán antes que otros. Y a ti, querido, te toca en 1994 la papeleta. Claro que a lo mejor me mato yo antes. O a lo mejor me matas tú. Pero yo sé que eso puede ocurrirme cualquier día, en cualquier sitio, porque mi condición es mortal. Mientras que a ti ni siquiera se te ha pasado por la cabeza. Y no vengas con eso del amor al riesgo y el vivir peligrosamente. Conozco a mucha gente que sabe perfectamente, de grado o por fuerza, lo que es riesgo y la vida peligrosa. Gente que sí merece que derramen lágrimas por ella cuando le pican el billete, en lugar de lamentar la desaparición de fulanos como tú; de tipos incapaces de valorar la vida que poseen y que por eso la malgastan. Qué sabrás tú del riesgo, capullo. Y de la muerte. Y de la vida. Que tengas buen viaje.
Lo peor del asunto, discúlpame, no será tu pellejo; que al fin y al cabo -salvo para ti mismo y algún familiar- no valdrá gran cosa al precio a que lo vas a vender. Lo malo es que te llevarás por delante, quizás, a gente que ningún interés tiene en acompañarte en el viaje: acompañantes incautos, la familia que vaya de vacaciones en el coche opuesto, el peatón, el camionero que trabaja para ganarse la vida. Sería más práctico y más limpio, ya puestos a eso, que acelerases hasta doscientos y te estamparas en bajorrelieve contra una pared, que es un gesto más íntimo y considerado. Mira, voy a confiarte un secreto. Somos tan frágiles que te temblarían las manos si lo supieras. Todo cuanto tenemos, que parece tan sólido y tan valioso y tan definitivo, se va al carajo en un soplo, en un segundo, al menor descuido nuestro y al menor guiño del azar, la vida, la condición humana. Basta un insecto, un virus, un trocito de metal en forma de metralla o bala, una gota de agua o aceite sobre el asfalto, un estornudo, una cualquiera de esas bromas pesadas con las que el Universo se complace en pasar el rato, y tú y todo lo que tienes, y todo lo que representas, y todo lo que amas, y todo lo que fuiste, lo que eres y lo que podrías haber sido, se va al diablo y desaparece para siempre sin que vuelva nunca jamás. Así nos iremos todos, claro. Pero unos se irán antes que otros. Y a ti, querido, te toca en 1994 la papeleta. Claro que a lo mejor me mato yo antes. O a lo mejor me matas tú. Pero yo sé que eso puede ocurrirme cualquier día, en cualquier sitio, porque mi condición es mortal. Mientras que a ti ni siquiera se te ha pasado por la cabeza. Y no vengas con eso del amor al riesgo y el vivir peligrosamente. Conozco a mucha gente que sabe perfectamente, de grado o por fuerza, lo que es riesgo y la vida peligrosa. Gente que sí merece que derramen lágrimas por ella cuando le pican el billete, en lugar de lamentar la desaparición de fulanos como tú; de tipos incapaces de valorar la vida que poseen y que por eso la malgastan. Qué sabrás tú del riesgo, capullo. Y de la muerte. Y de la vida. Que tengas buen viaje.
Arturo Pérez Reverte. XL Semanal ,2 de enero de 1994
1 – Resumen (1 punto)
2 – Actitud e intencionalidad del autor. Justificar con procedimientos
lingüísticos (2 puntos)
3 – Valoración personal (1 punto)
4 – Indica el tipo y función del que
en los siguientes enunciados: (1,5)
·
Conozco mucha gente que lo sabe
perfectamente lo que es el riesgo.
·
Gente que sí merece que derramen lágrimas por ella.
·
Qué sabrás tú del riesgo.
TEXTO 2:
¡Oh, tierra triste y noble,
la de los altos llanos y yermos y roquedas,
de campos sin arados, regatos ni arboledas;
decrépitas ciudades, caminos sin mesones,
y atónitos palurdos sin danzas ni canciones
que aún van, abandonando el mortecino hogar,
como tus largos ríos, Castilla, hacia la mar!
Castilla miserable, ayer dominadora,
la de los altos llanos y yermos y roquedas,
de campos sin arados, regatos ni arboledas;
decrépitas ciudades, caminos sin mesones,
y atónitos palurdos sin danzas ni canciones
que aún van, abandonando el mortecino hogar,
como tus largos ríos, Castilla, hacia la mar!
Castilla miserable, ayer dominadora,
envuelta en sus andrajos desprecia
cuanto ignora.
¿Espera, duerme o sueña? ¿La sangre derramada
recuerda, cuando tuvo la fiebre de la espada?
Todo se mueve, fluye, discurre, corre o gira;
cambian la mar y el monte y el ojo que los mira.
¿Pasó? Sobre sus campos aún el fantasma yerra
de un pueblo que ponía a Dios sobre la guerra.
La madre en otro tiempo fecunda en capitanes,
madrastra es hoy apenas de humildes ganapanes.
Castilla no es aquella tan generosa un día,
cuando Mio Cid Rodrigo el de Vivar volvía,
ufano de su nueva fortuna, y su opulencia,
a regalar a Alfonso los huertos de Valencia;
¿Espera, duerme o sueña? ¿La sangre derramada
recuerda, cuando tuvo la fiebre de la espada?
Todo se mueve, fluye, discurre, corre o gira;
cambian la mar y el monte y el ojo que los mira.
¿Pasó? Sobre sus campos aún el fantasma yerra
de un pueblo que ponía a Dios sobre la guerra.
La madre en otro tiempo fecunda en capitanes,
madrastra es hoy apenas de humildes ganapanes.
Castilla no es aquella tan generosa un día,
cuando Mio Cid Rodrigo el de Vivar volvía,
ufano de su nueva fortuna, y su opulencia,
a regalar a Alfonso los huertos de Valencia;
5 – Contexto
literario del autor y la obra (1,5 puntos)
6 – Recursos
estilísticos: métrica, figuras retóricas y lenguaje poético . (1,5)
7 –
Definición del significado conceptual y contextual de la expresiones resaltadas
(1,5)
COMENTARIO MODELO RESUELTO
- Resumen
La gente que circula de forma temeraria por las
carreteras es un peligro, ya no para ellos mismos, que se lo están buscando,
sino para el resto de conductores, familias acompañantes o peatones. El
culpable no es consciente de lo estúpido de su actitud, pues toda vida humana
es un bien único e insustituible. Él no
llegará con vida al fin de año y no habrá muerto de una manera heróica sino
lamentable, poniendo además en riesgo la vida de otros.
- Actitud e
intencionalidad.
En este artículo de opinión Arturo Pérez
Reverte, novelista y periodista español, reflexiona acerca del peligro
automovilístico que causan algunas personas a ellos mismos y, principalmente, a
otros.
El autor muestra una actitud crítca, emotiva y
bastante pesimista (aunque realista por otra parte). Se muestra crítico hacia
esas personas que provocan sus muertes y las de otros a causa de la velocidad
en el coche. Utiliza gran cantidad de coloquialismos y un lenguaje muy
provocador, desde el propio título
(“imbécil”, "creyéndote el rey del mambo", "criando
malvas" “se va al carajo”
Principalmente hace uso de la función
apelativa del lenguaje, dirigiéndose en forma de carta a ese típico
conductor temerario al que le gustaría decirle “cuatro cosas”, pero también,
indirectamente, al lector, que puede sentirse identificado con Pérez Reverte y
por tanto suscribir sus críticas. Utiliza, por tanto, la 2ª persona del
singular ("no llegarás a comerte las uvas", "no palmarás, te lo
comunico"). Con esta función busca provocar una reflexión en el lector, tanto
en el que se siente víctima de este tipo de conductores, como en aquel que
pueda llegar a sentirse culpable y modificar su actitud.
Por otra parte, destaca también la función
expresiva de la lengua, puesto que todo es artículo es tremendamente
subjetivo y muestra abiertamente la opinión que le merecen este tipo de
conductores a los que descalifica continuamente con apelativos peyorativos como
“imbécil” o “capullo”. Destaca además el uso de la primera persona del singular
(“voy a confiarte un secreto”, que aparece incluso reforzada con el pronombre
personal, que es siempre redundante (“yo sé que esto puede ocurrir”).
Encontramos además gran cantidad de adjetivos y adverbios valorativos (“lo
malo” “estúpidamente” “gesto íntimo y considerado"), y coloquialismos,
como ya mencionamos anteriormente.
La intencionalidad del autor es, como en todos
los textos argumentativos, convencer de algo. A través del lenguaje y tono que
Pérez Reverte ha utilizado, busca hacer reflexionar a los lectores y
convencerles de que deben pensarse las cosas dos veces antes de realizarlas.
Hay que resaltar la originalidad del título
"Carta a un imbécil", el cual capta nuestra atención y nos invita a
leer el artículo. No solo es el título el que nos provoca esto, sino el tono
que se ha utilizado en todo el texto.
Puesto que se trata de una columna literaria
nos encontramos también ante la función poética, que se manifiesta en la
voluntad del estilo y en la presencia de bastantes figuras retóricas, como
enumeración, polisíndeton y paralelismo (“Y todo lo que somos, y todo lo que
tenemos…”), asíndeton (basta un insecto, un virus…) o metáforas (“cuando le
pican el billete".)
- Valoración personal.
Estoy totalmente de acuerdo con el autor en que
hay gente que pone en peligro su propia vida y, lo que es peor, la vida de
otros que no tienen culpa de las acciones de estos otros. Probablemente la
gente que lo hace no piense en ello o cree que no va a ocurrir nada, pero esto
no es así.
El lenguaje que ha utilizado parece algo duro
quizás, pero es la manera de llamar la atención y concienciar a las personas
que quizá no se hayan parado a pensar lo fácil que resulta morir en la
carretera. Esas personas ya saben lo que conlleva el exceso de velocidad y la
mala conducción en general, pero no le dan importancia, así que una manera de
que se la den es así. Una función parecida –provocar una conmoción en los
receptores- la tienen también algunas campañas de la DGT que muestran de forma
descarnada los peligros de incumplir las normas de circulación en las carreteras.
En conclusión, creo que al autor no le falta
razón y, aunque pueda resultar algo exagerado lo que dice, debemos pensar más
en las consecuencias de nuestros actos y darnos cuenta de que la vida es un don
precioso que no debemos poner en riesgo tontamente. El lenguaje es muy duro,
sí. Pero son mucho más duras las consecuencias de la conducción temeraria e
irreflexiva.
- Indica el tipo y función
del "que".
- Conozco mucha gente que (1) sabe
perfectamente lo que (2) es el peligro.
(1) Nexo de la Subordinada Adjetiva
Especificativa. Sustituye al antecedente "gente". Pronombre relativo
con función SUJETO.
(2) Nexo de la Subordinada Adjetiva
Sustantivada. Pronombre relativo con función
SUJETO.
- Gente que (1) sí merece que
(2) derramen las lágrimas por ella.
(1) Nexo de la Subordinada Adjetiva Especificativa.
Sustituye al antecedente "gente". Pronombre relativo con función
SUJETO.
(2) Nexo de Subordinada Sustantiva CD. Conjunción
completiva sin función sintáctica propia.
- Qué sabrás tú del riesgo.
Nexo de la Subordinada Sustantiva CD. Pronombre
relativo interrogativo con función CD.
ANTONIO MACHADO, Campos de Castilla
- Contexto literario del
autor y la obra.
Antonio Machado es uno de los más grandes
poetas en lengua española. Aunque presente algunas influencias del movimiento
modernista, suele incluirse dentro de la Generación del 98. Bajo este epígrafe,
se ha reunido tradicionalmente a un grupo de escritores españoles de finales
del siglo XIX y principios del siglo XX, a los cuales les afectó la crisis moral,
política y social de España por la derrota militar en la guerra
hispano-estadounidense que supuso a pérdida de Cuba y Filipinas y el fin del
imperio colonial español. Aquella derrota, que resultó humillante, se conoció
con el nombre de “Desastre del 98” y
llevó a la reflexión a un gran número de intelectuales españoles acerca de los
valores y las esencias de España: un país que fue un gran imperio, cuna de
grandes artistas y escritores en el llamado Siglo de Oro, pero que había
devenido en una nación empobrecida y atrasada respecto a Europa. Los autores
más importantes de la generación del 98 son, además del propio Machado, Miguel de Unamuno, Pío Baroja, Azorín,
Valle-Inclán o Ramiro de Maeztu. El género más destacado de este grupo es el
ensayo, pero también destacan la novela, el
teatro y la poesía.
Hay una serie de características que une a los
miembros de la Generación del 98, además de unas fechas similares de
nacimiento: una ideología izquierdista en la juventud, que luego evolucionará
de diferentes formas y su preocupación por el “problema de España” –atraso,
pobreza, ignorancia- que se manifiesta en reflexiones acerca de las causas de
su postración, analizadas desde un profundo amor a la patria común y a sus
valores, con un espíritu regeneracionista: tratan de analizar las causas del
problema para encontrar las soluciones.
Castilla aparece en estos escritores como
símbolo de las esencias españolas: es cuna de su idioma y la dureza de su
paisaje representa el carácter severo y adusto del español Por otra parte, Don
Quijote, nuestro personaje literario más universal, simboliza también el
idealismo y la valentía de los españoles, de la misma forma que los soldados
españoles se expusieron con heroísmo a la muerte durante el desastre militar
del 98.
Por otra parte, los autores del 98 comparten el
gusto por la sencillez expresiva y el rechazo a los excesos retóricos del
Modernismo, aunque algunos de estos autores –Valle Inclán o el propio Machado-
tengan en parte de su obra algunas influencias modernistas.
El Modernismo es un movimiento literario coetáneo
a la Generación del 98. Surge en
Hispanoamérica y fue difundido por España por el poeta nicaragüense
Rubén Darío. El Modernismo está influido por dos corrientes poéticas francesas:
el Parnasianismo y el Simbolismo, de las cuales surgieron a su vez dos líneas
expresivas: un Modernismo escapista y un Modernismo intimista, respectivamente.
Ambas vertientes del Modernismo tienen en común el rechazo a la realidad que
rodea al poeta, sin embargo presentan algunas diferencias. La línea escapista
manifiesta este rechazo mediante la huída a paraísos artificiales y decadentes,
que se plasma en el gusto por un lenguaje lujoso, cultista, retórico y
sorprendente. Por el contrario, la línea intimista, se refugia en el propio
mundo interior del poeta, que se expresa con tristeza y melancolía, y utiliza
símbolos tomados de la naturaleza, habitualmente relacionados con los paisajes
otoñales y jardines crepusculares.
Aunque Antonio Machado suele estar incluido en
la Generación del 98, participa también en algunas características del
Modernismo en su vertiente intimista, especialmente en sus dos primeros libros.
Por otra parte, el hecho de que 98 y Modernismos sean movimientos simultáneos y
que evidencian un rechazo a la realidad circundante, hace que ambos se puedan
considerar, más que como dos movimientos contradictorios, como dos caras de la
misma moneda.
Antonio Machado nació en Sevilla en 1875 y con
pocos años de edad se trasladó a Madrid. Tras formarse en la Institución de
Libre Enseñanza y viajar varias veces a París, obtuvo la cátedra de francés en
el instituto de Soria (1907). Allí conoció a la que sería su futura mujer,
Leonor Izquierdo, de 16 años, que murió dos años después. Tras esta dolorosa
pérdida, Machado pidió el traslado al instituto de Baeza (Jaén). El paisaje de
Soria, fundamental en la obra poética de Machado, se manifiesta así de dos
formas: como representación de Castilla y España dentro de la concepción del
98, y como evocación personal y emotiva de los espacios en que vivió con su
fallecida esposa. Durante la Guerra Civil española, Machado se sitúo del lado
de la República, de modo que, tras la guerra, tuvo que huír de España como un
refugiado más. Falleció en el pequeño pueblo francés de Coillure, poco después
de haber cruzado la frontera, en 1939. Allí está todavía su tumba.
Antonio Machado destaca sobre todo en poesía.
Sus obras más importantes fueron Soledades, galerías y otros poemas
(1907) y Campos de Castilla (1912). Este último fue su tercer libro de
poesía y refleja una perfecta poesía noventayochista. Consta de distintos
grupos de poemas entre los cuales están "Campos de Soria" y
"Proverbios y cantares", entre otros. Campos de Castilla volvió a editarse en 1917; dentro de sus Poesías completas. En esta nueva
edición, ampliada, se incluyen algunos poemas escritos tras la muerte de
Leonor, durante su estancia en Baeza. El paisaje andaluz aparece entonces como
contrapunto al paisaje castellano y la evocación de Soria está ya ligada,
irremediablemente, al recuerdo emocionado de su esposa Leonor.
- Valor estilístico del
adjetivo.
¡Oh, tierra triste y noble,
la de los altos llanos y yermos y roquedas,
de campos sin arados, regatos ni arboledas;
decrépitas ciudades, caminos sin mesones,
y atónitos palurdos sin danzas ni canciones
que aún van, abandonando el mortecino hogar,
como tus largos ríos, Castilla, hacia la mar!
Castilla miserable, ayer dominadora,
la de los altos llanos y yermos y roquedas,
de campos sin arados, regatos ni arboledas;
decrépitas ciudades, caminos sin mesones,
y atónitos palurdos sin danzas ni canciones
que aún van, abandonando el mortecino hogar,
como tus largos ríos, Castilla, hacia la mar!
Castilla miserable, ayer dominadora,
envuelta en sus andrajos desprecia cuanto ignora.
¿Espera, duerme o sueña? ¿La sangre derramada
recuerda, cuando tuvo la fiebre de la espada?
Todo se mueve, fluye, discurre, corre o gira;
cambian la mar y el monte y el ojo que los mira.
¿Pasó? Sobre sus campos aún el fantasma yerra
de un pueblo que ponía a Dios sobre la guerra.
La madre en otro tiempo fecunda en capitanes,
madrastra es hoy apenas de humildes ganapanes.
Castilla no es aquella tan generosa un día,
cuando Mio Cid Rodrigo el de Vivar volvía,
ufano de su nueva fortuna, y su opulencia,
a regalar a Alfonso los huertos de Valencia;
¿Espera, duerme o sueña? ¿La sangre derramada
recuerda, cuando tuvo la fiebre de la espada?
Todo se mueve, fluye, discurre, corre o gira;
cambian la mar y el monte y el ojo que los mira.
¿Pasó? Sobre sus campos aún el fantasma yerra
de un pueblo que ponía a Dios sobre la guerra.
La madre en otro tiempo fecunda en capitanes,
madrastra es hoy apenas de humildes ganapanes.
Castilla no es aquella tan generosa un día,
cuando Mio Cid Rodrigo el de Vivar volvía,
ufano de su nueva fortuna, y su opulencia,
a regalar a Alfonso los huertos de Valencia;
El texto a comentar es un fragmento de “A
orillas del Duero”, un largo poema incluido en la primera edición de Campos de Castilla, es decir, antes de
la muerte de Leonor. En todo el poema, y en este fragmento en particular, el
paisaje de Castilla se describe de forma objetiva, pero también como símbolo de
España y como motivo de reflexión, acerca de la miseria e ignorancia de la
España actual en contraposición a la grandeza y la gloria militar del su pasado
histórico. Reflexión está muy en la línea del espíritu crítico y regeneracionista
de los autores de la generación del 98. Así pues, se trata de una visión
lírica, y al mismo tiempo crítica, del paisaje de Castilla: la contemplación de
un paisaje hermoso pero también árido y duro, que representa también su amor
por España, con un presente triste y miserable que contrasta con el esplendor
de su glorioso pasado.
En cuanto la forma, casi todos los adjetivos se encuentran en grado positivo,
expresando cualidades sin dar idea de intensidad. Encontramos uno en grado
comparativo ("tan generosa"), comparando la Castilla de antes con la
del momento y al servicio al contraste entre el presente y el pasado a que nos
acabamos de referir.
Respecto su significado, predominan los adjetivos valorativos, que son aquellas
cualidades opinables o subjetivas. Estos adjetivos resaltan cualidades
negativas del presente (“miserable” “decrépitas” “mortecino” “humildes”
“atónitos”) frente a las cualidades positivas del pasado esplendoroso
(“dominadora” “generosa” “ufano” “nueva”).
Los adjetivos antitéticos con que se dirige a Castilla al comienzo del
fragmento (“triste y noble”) reflejan también esa gran contradicción entre lo
lamentable de su presente y la grandeza de sus valores. También encontramos
adjetivos descriptivos, que resaltan cualidades observables por los sentidos,
particularmente el de la vista, pues se trata de una descripción visual del
paisaje la que lleva a Machado a reflexionar sobre el pasado histórico. En este
caso, los adjetivos destaca la magnificencia del paisaje ("altos
llanos", "largos ríos".
En cuanto a la función de estos adjetivos, casi todos son adyacentes, es decir,
califican al sustantivo directamente, no a través de un verbo. La mayor parte
de estos son antepuestos, lo cual aporta ya subjetividad, pues en castellano
esta posición antepuesta es propia de los adjetivos explicativos, que son
aquellos que resaltan una cualidad que se presupone en el sustantivo. Son
subjetivos porque la cualidad que se resalta no es necesaria para precisar al
sustantivo al que se refiere.
Son adjetivos explicativos antepuestos los
siguientes: “altos llanos” “decrépitas ciudades” y “largos
ríos” pues resaltan cualidades que tiene el paisaje de Soria de por sí. “mortecino
hogar” y “humildes ganapanes” tiene un sentido explicativo porque un
hogar que se abandona para emigrar es que es pobre –“mortecino”-, lo mismo
ocurre con “humildes” pues los ganapanes son personas pobres pues trabajan solo
por la comida. Tambien “nueva fortuna” tiene un sentido explicativo,
pues la conquista de Valencia fue un éxito “nuevo”, es decir, que acababa de
ocurrir al Cid en el momento referido en el poema.
Frente a los explicativos, los adjetivos
especificativos suelen ir pospuestos –como ocurre en los que vamos a comentar-
puesto que añaden una cualidad nueva, necesaria
para precisar el sustantivo y distinguirlo de otros. Son especificativos
“Castilla miserable, ayer dominadora”, Pues claramente está
distinguiendo –especificando- dos “Castillas” diferentes, la del presente y la
del pasado. Lo mismo ocurre con “La madre en otro tiempo fecunda en
capitanes”, que personifica a España como una madre con muchos hijos heroicos,
a diferencia de la España actual.
Encontramos un único adjetivo que califica al
sustantivo a través de un verbo copulativo, esto es, en función de atributo:
“No es aquella tan generosa un día”
En conclusión, en el poema Machado reflexiona
de manera muy subjetiva sobre el pasado de Castilla, a partir de la
contemplación del paisaje, destacando la pobreza actual frente al pasado
heroico.
- Definición del
significado conceptual y contextual.
Yermos:
Sustantivo. Lugar que no tiene vegetación y no puede cultivarse. El autor hace
referencia a los grandes campos llanos y secos castellanos.
Decrépitas: Adjetivo. Se dice de aquello que está en decadencia total o con
un gran deterioro de su estado. Hace referencia a las ciudades castellanas.
Mortecino: Adjetivo. Que no tiene viveza ni intensidad y parece estar a
punto de morir. En el poema se usa en sentido figurado: el fuego
del hogar se está apagando y los habitantes de la casa deben partir en busca de
un futuro mejor.
Yerra: 3ª
persona del singular del verbo errar.
Ir de un lugar a otro sin rumbo y sin destino.
En el texto se
refiere a que el pasado heroico y esplendoroso de Castilla es ya solo un
fantasma que aún deambula sin rumbo.
Ganapanes: Sustantivo.
Personas pobres y toscas que trabajan por muy
poco sueldo, apenas para pasarse el pan, la comida. En el texto hace referencia a aquello en que
se ha convertido Castilla, pasando de ser madre de capitanes a madrastra
de hombres miserables.
miércoles, 16 de octubre de 2019
EL APRENDIZAJE, SAVATER
El aprendizaje siempre tiene –al menos
en sus inicios- un componente de coacción: casi todos nos hemos
educado a regañadientes. Es raro el caso del niño que renuncia voluntariamente
a sus juegos o del adolescente que prescinde con gusto de sus diversiones para
llegar a saber gramática o geografía. No es el profesor quien aburre, ni
siquiera la materia misma, sino el hecho mismo de tener que concentrarse para aprender.
Saber es una forma de felicidad y de liberación, pero llegar a saber exige
trabajos forzados. Quien conoce la importancia del conocimiento y
los beneficios que aporta –el adulto, el maestro, los padres – no tiene más
remedio que contrariar temporalmente el capricho momentáneo de sus alumnos, que
ignoran la magnitud e importancia de lo que están recibiendo, a veces con pocas
ganas. Que yo sepa, sólo Tarzán aprendió a leer por sí mismo, pero ya mayorcito
y no sin pasar por un largo calvario de autodisciplina… en una novela. Antes o
después todos los enseñantes son vistos por sus discípulos como aguafiestas de
su joven vida. Nunca he entendido bien eso de que “hay chicos y chicas a los
que no les gusta estudiar”. A nadie le gusta estudiar sino a los masoquistas,
que no suelen abundar por debajo de los dieciséis años. Pero enterarnos poco a
poco de que en muchas ocasiones lo que necesitamos deba prevalecer sobre lo que
nos gusta es parte, y nada menos, de la maduración personal. Y de la educación
en el más amplio sentido de la palabra. Desde luego, hay maestros que tienen
una habilidad especial –un arte, digamos- para conseguir aplicación de sus
educandos, sin hacérsela gravosa ni demasiado ordenancista: felices
ellos. Pero en cualquier caso esa aplicación es imprescindible en la dialéctica
entre enseñanza y aprendizaje, y resulta evidente que a veces se rehúsa, y hasta
se convierte en hostilidad y agresividad contra quien la exige para poder
cumplir con su función. Si el maestro no puede mandar o si sus órdenes
razonables son sistemáticamente desatendidas o burladas, la educación se hace
imposible; aún peor, se convierte en un fatigoso deporte de riesgo para
quien pretende ejercerla.
Fernando Savater, Diario La verdad de
Murcia
1
- Resumen (1 p.)
El proceso de aprendizaje supone un
esfuerzo que la mayoría de los niños y adolescentes no están dispuestos a
realizar por voluntad propia. Aunque estudiar resulte una tarea desagradable,
los adultos saben por experiencia que es imprescindible para el futuro de los
estudiantes. Los jóvenes, según van madurando, también comprenden que a veces
es necesario renunciar a lo que les gusta para centrarse en lo que les conviene.
Para adquirir conocimientos es imprescindible la labor del profesor y el
esfuerzo del alumno. Hay profesores que consiguen que ese esfuerzo resulte más
agradable pero, en cualquier caso, si se cuestiona la autoridad del profesor,
la enseñanza se hace imposible.
2
- Actitud e intencionalidad. (1 p.)
En este artículo de
opinión, Fernando Savater, filósofo, escritor y articulista español, reflexiona
acerca del proceso enseñanza-aprendizaje, resaltando la importancia del
esfuerzo de alumno y la necesidad de respetar el principio de autoridad en la
figura del profesor.
El autor muestra una
actitud subjetiva y cercana al lector, que se manifiesta en los procedimientos
lingüísticos propios de la función expresiva que analizaremos más adelante. Se
muestra comprensivo con los jóvenes a los que no les gusta estudiar. Les
entiende perfectamente y trata de hacerles ver que es normal, y que el rechazo
que puedan sentir ellos hacia los estudios lo ha experimentado él mismo. Sin
embargo, les advierte de la importancia de los estudios. Los adultos, que
tienen más experiencia saben de lo importante que será una buena formación
académica en la vida de sus hijos o alumnos. Savater trata de hacer comprender
a los adolescentes que, si les obligan a estudiar es por su bien y que ellos
mismos, cuando maduren lo comprenderán también.
Esta empatía hacia los
jóvenes se hace también extensiva a los adultos, especialmente hacia los
profesores, a los que reconoce lo ingrato de su labor y el riesgo que a veces
asumen al tener que obligar a estudiar a adolescentes que parecen odiarlos por
ello, y que les desobedecen o incluso les agreden.
Fernando Savater utiliza
un tono informal y distendido y recurre a coloquialismos (“aguafiestas”) y
símiles humorísticos como el de Tarzán (que nunca tuvo profesor) para explicar
que la función de los profesores es imprescindible en el proceso de
enseñanza-aprendizaje y que, por esa razón, es importantísimo que no se
cuestiones el principio de autoridad y se obedezcan sus órdenes. Savater
defiende la necesidad de que los profesores tengan una autoridad porque sin
ella, los alumnos no podrán aprender nada.
Savater se muestra, como
hemos dicho, cercano, afable y comprensivo con los jóvenes, pero también firme
y serio en su argumentación. Trata de convencer a los lectores a través de una argumentación
racional, basada en los hechos y el razonamiento lógico y no en las opiniones,
para demostrar la evidencia de la importancia del esfuerzo y el trabajo por
parte de los jóvenes. Este afán de convencer con argumentos objetivos explica
la presencia de la función representativa de la lengua, junto a la expresiva,
como analizaremos a continuación.
3 –
Funciones del lenguaje. Justificar con procedimientos lingüísticos. (1,5 p.)
Como ya hemos dicho, el texto a
comentar es un artículo de opinión, por lo que predomina la subjetividad, que
se manifiesta a través de los procedimientos propios de la función expresiva
de la lengua, que detallamos a continuación.
·
El autor escribe desde la predomina la primera persona
del singular, (“nunca he entendido”), incluso utilizando el pronombre
personal, cuyo uso siempre es redundante y enfático pues está implícito en las
desinencias verbales (“que yo sepa"), expresión coloquial que enfatiza de
forma irónica una certeza, aunque aparentemente pueda expresar inseguridad.
·
Afirmaciones subjetivas y discutibles
“A nadie le gusta estudiar”.
·
Uso de coloquialismos, que muestran cercanía con
el lector, pues son propios de la lengua oral y de un registro distendido e
informal. Además de la expresión “que yo sepa” que acabamos de mencionar
encontramos las expresiones “a regañadientes” “aguafiestas”, “masoquistas” o
"calvario”.
·
Sufijos afectivos (“ya mayorcito”), que en este caso
implica una ironía, que es también un rasgo de subjetividad.
·
El símil de Tarzán, para referirse a la imposibilidad
de educarse sin profesor, está cargado también de ironía, pues como el
mismo Savater afirma luego, esto solo ocurre en las novelas.
·
El uso de un léxico connotativo es también otro
procedimiento característico de la función expresiva. Se trata de palabras que
se han cargado de significados positivos (“liberación” “felicidad”) para
referirse a la educación o negativos (“agresividad” “hostilidad”), para
referirse a la actitud de algunos alumnos.
Ligada a la función expresiva, encontramos también la función
apelativa, puesto que todo texto de opinión trata de influir en los
lectores, de forma más o menos explícita, y convencerles de las opiniones
defendidas por el autor. Aunque no aparecen en el texto a comentar
procedimientos exclusivos de esta función como el uso de la 2º persona, sí que
el autor utiliza la 1ª persona del plural para buscar la complicidad del
lector al incluirlo en un grupo en el que participa él mismo (“todos nos hemos
educado a regañadientes”), expresión con la que parece dirigirse a los adultos
(padres y profesores) que, como se suele decir, “también han sido jóvenes”.
Ligadas a la función apelativa, encontramos además algunas
figuras retóricas encaminadas a conmover o persuadir el lector y que se
relacionan con la Función Poética, también presente en el texto.
Encontramos las siguientes:
·
Metáfora. Uso del lenguaje figurado con fines
expresivos, identificando dos realidades que en principio no tienen nada que
ver, de modo que el término figurado sustituye al real: "se convierte en
un fatigoso deporte de riesgo", para referirse a la profesión de
docente, resaltando las dificultades y hasta peligros que entraña.
·
Una antítesis, que consiste en colocar dos
palabras de significados contrarios ("antes o después").Esta
antítesis, de uso muy común, se refiere a que algo tiene que ocurrir de forma
inevitable.
·
Un hipérbaton, o alteración del orden gramatical
de las oraciones para resaltar algún elemento: "es raro el caso del
niño que...". en este caso, la anteposición del atributo “raro” al
Sujeto, focaliza la atención del lector en este adjetivo valorativo.
Como ya mencionamos, a pesar de ser un
texto de opinión, Fernando Savater intenta mostrarse objetivo, sobre todo en la
segunda parte del texto, cuando defiende la importancia del esfuerzo del alumno
y de la obediencia al profesor, pues, como ya dijimos, pretende convencer a
través de argumentos racionales y objetivos. Así encontramos también muchos
procedimientos propios de la función representativa);
·
Predomino de la 3ª persona en sus
afirmaciones, que presenta como verdades incuestionables ("los enseñantes
son vistos", "esa aplicación es imprescindible"),
·
Oraciones enunciativas y verbos en presente de
indicativo, con sentido universal, que son mayoritarios en todo el texto.
4 -
Valoración personal del tema y de la forma de expresar sus ideas del autor y de
la solidez de sus argumentos. (1 p.)
Es cierto que todos los niños preferirían quedarse en casa jugando a ir
a la escuela para aprender. Estoy totalmente de acuerdo con el autor en que, al
principio, hay un elemento de coacción. Sin embargo, yo matizaría alguna de las
apreciaciones de Savater.
Creo que, en gran medida, el rechazo al estudio puede venir dado por el
hecho de que a los alumnos se nos hace estudiar muchas cosas que no nos van a
servir para nada, ni en nuestra vida diaria, ni en nuestros estudios
posteriores. Pongamos, por ejemplo, las asignaturas de la ESO. Hasta 3º de la
ESO, nos obligan a estudiar asignaturas, como Física o Biología,
que posteriormente puedes decidir no cursar. Entiendo que, si quieres estudiar Medicina,
por ejemplo, tengas que estudiar Física, Química o Biología, pero no entiendo
por qué debes estudiar Historia o Filosofía, asignaturas quizás que no te
gusten o que no se te den muy bien y que no volverás a ver nunca.
No comparto la opinión de que no es el profesor ni la materia la que
aburre, creo que el que te guste una asignatura o te deje de gustar depende
mucho del profesor y estoy muy de acuerdo en que la educación se puede hacer
muy fatigosa, pero no solo para el que la imparte, sino también para los
estudiantes. Al fin al cabo, los profesores están trabajando cuando dan clase y
tendrían que esforzarse por hacer bien su trabajo. Sin embargo, creo que hay
profesores que van allí, cobran y no se dedican mucho a lo que es realmente
enseñar.
En conclusión, comparto algunas de las opiniones del autor, pero no
estoy totalmente de acuerdo en todas. Creo que los alumnos disfrutarían más con
el estudio si los programas educativos fueran mejores y algunos profesores
hicieran mejor su trabajo.
5 -
Significado conceptual y contextual de las expresiones resaltadas. Bien con
tres sinónimos, bien con una definición precisa que parta de la categoría
gramatical (1,5 p.)
1.
Coacción.
Sustantivo abstracto. Acción de coaccionar, obligar a alguien a hacer algo
contra su voluntad, ya sea bajo presión, fuerza o chantaje. En el texto indica
que el aprendizaje siempre es obligatorio.
2.
Conocimiento.
Sustantivo abstracto referido en el texto al conjunto de saberes adquiridos
mediante el proceso educativo.
3.
Masoquistas.
Sustantivo, se dice de las personas que disfrutan con su propio dolor. En el
texto se refiere a aquellas personas a las que les gusta estudiar.
4.
Ordenancista.
Adjetivo que se aplica a lo que se impone de forma excesivamente sujeta a
normas u ordenanzas.
5. Fatigoso deporte de riesgo. Expresión metafórica
con la que el autor se refiere al trabajo del profesor, que puede resultar
agotador, complicado e incluso peligroso.
6 – Sintaxis: Delimita las proposiciones, indicando tipo y función de las subordinadas. Señala los núcleos verbales y los nexos, indicando tipo y función del nexo. (4 puntos)
(Núcleos verbales subrayados; nexos en negrita).
Prop 1
|
Es raro el caso
del niño
|
|
Prop 2
|
que
renuncia voluntariamente a sus juegos.
|
Prop 1: Proposición
principal.
Prop
2: Subordinada adjetiva de CN de niño.
Que:
pronombre relativo con función de sujeto.
Prop 1
|
Quien
conoce la importancia del conocimiento y los beneficios
|
||
Prop 2
|
que
aporta
|
||
Prop 3
|
tiene que contrariar
temporalmente el capricho de sus alumnos.
|
Prop 1: Subordinada adjetiva sustantivada
de sujeto de Prop 3.
Prop 1 : Adjetiva sustantivada, Sujeto.
Quien: pronombre relativo con función de sujeto.
Quien: pronombre relativo con función de sujeto.
Prop
2: Subordinada adjetiva de CN de beneficios de Prop 1.
Que:
pronombre relativo con función de CD.
Prop 3: Proposición
principal.
Prop 1
|
Si
el maestro no puede mandar
|
|
Prop 2
|
o
si sus órdenes razonables son
sistemáticamente desatendidas o burladas
|
|
Prop 3
|
la educación se hace imposible.
|
Prop
1: Subordinada adverbial condicional de Prop 3.
Si: conjunción
condicional sin función.
Prop
2: Subordinada adverbial condicional de Prop 3.
Si: conjunción
condicional sin función.
Prop 2 y Prop 2:
Proposiciones coordinadas disyuntivas mediante la conjunción o.
Prop 3: Proposición
principal.
Prop 1
|
Resulta
evidente
|
|
Prop 2
|
que
a veces se rehúsa el aprendizaje.
|
Prop 1: Proposición
principal.
Prop
2: Subordinada sustantiva de sujeto de Prop 2.
Que:
conjunción completiva sin función.
Prop 1
|
Tarzán aprendió ya mayorcito
|
|
Prop 2
|
a leer
|
|
Prop 3
|
pasando
por un largo calvario de autodisciplina.
|
Prop 1: Proposición
principal.
Prop 2: Subordinada
sustantiva de C.Rég de Prop 1.
Prop 3: Subordinada
adverbial de CCModo de Prop 1.
Ambas subordinadas carecen
de nexo porque sus verbos son formas no personales.
Prop 1
|
Hay maestros con
habilidad especial
|
|
Prop 2
|
para conseguir aplicación en sus discípulos.
|
Prop 1: Proposición
principal.
Prop
2: Subordinada sustantiva CN de habilidad de Prop 2.
Sin nexo por estar el
verbo en infinitivo.
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