TEXTO 1
Querido imbécil: No llegarás a comerte
las próximas uvas, porque de aquí a un año estarás muerto. Y cuando digo muerto
quiero decir muerto de verdad, criando malvas para los restos. No palmarás, te
lo comunico, de forma heroica, ni útil, ni siquiera natural. Habrás fallecido
estúpidamente, a ciento ochenta y en un cambio de rasante, o una curva, justo
cuando pongas para ti mismo cara de duro de película y des gas, intrépido,
jaleado por música imaginaria o real, creyéndote el rey del mambo.
Lo peor del asunto, discúlpame, no será tu pellejo; que al fin y al cabo -salvo para ti mismo y algún familiar- no valdrá gran cosa al precio a que lo vas a vender. Lo malo es que te llevarás por delante, quizás, a gente que ningún interés tiene en acompañarte en el viaje: acompañantes incautos, la familia que vaya de vacaciones en el coche opuesto, el peatón, el camionero que trabaja para ganarse la vida. Sería más práctico y más limpio, ya puestos a eso, que acelerases hasta doscientos y te estamparas en bajorrelieve contra una pared, que es un gesto más íntimo y considerado. Mira, voy a confiarte un secreto. Somos tan frágiles que te temblarían las manos si lo supieras. Todo cuanto tenemos, que parece tan sólido y tan valioso y tan definitivo, se va al carajo en un soplo, en un segundo, al menor descuido nuestro y al menor guiño del azar, la vida, la condición humana. Basta un insecto, un virus, un trocito de metal en forma de metralla o bala, una gota de agua o aceite sobre el asfalto, un estornudo, una cualquiera de esas bromas pesadas con las que el Universo se complace en pasar el rato, y tú y todo lo que tienes, y todo lo que representas, y todo lo que amas, y todo lo que fuiste, lo que eres y lo que podrías haber sido, se va al diablo y desaparece para siempre sin que vuelva nunca jamás. Así nos iremos todos, claro. Pero unos se irán antes que otros. Y a ti, querido, te toca en 1994 la papeleta. Claro que a lo mejor me mato yo antes. O a lo mejor me matas tú. Pero yo sé que eso puede ocurrirme cualquier día, en cualquier sitio, porque mi condición es mortal. Mientras que a ti ni siquiera se te ha pasado por la cabeza. Y no vengas con eso del amor al riesgo y el vivir peligrosamente. Conozco a mucha gente que sabe perfectamente, de grado o por fuerza, lo que es riesgo y la vida peligrosa. Gente que sí merece que derramen lágrimas por ella cuando le pican el billete, en lugar de lamentar la desaparición de fulanos como tú; de tipos incapaces de valorar la vida que poseen y que por eso la malgastan. Qué sabrás tú del riesgo, capullo. Y de la muerte. Y de la vida. Que tengas buen viaje.
Lo peor del asunto, discúlpame, no será tu pellejo; que al fin y al cabo -salvo para ti mismo y algún familiar- no valdrá gran cosa al precio a que lo vas a vender. Lo malo es que te llevarás por delante, quizás, a gente que ningún interés tiene en acompañarte en el viaje: acompañantes incautos, la familia que vaya de vacaciones en el coche opuesto, el peatón, el camionero que trabaja para ganarse la vida. Sería más práctico y más limpio, ya puestos a eso, que acelerases hasta doscientos y te estamparas en bajorrelieve contra una pared, que es un gesto más íntimo y considerado. Mira, voy a confiarte un secreto. Somos tan frágiles que te temblarían las manos si lo supieras. Todo cuanto tenemos, que parece tan sólido y tan valioso y tan definitivo, se va al carajo en un soplo, en un segundo, al menor descuido nuestro y al menor guiño del azar, la vida, la condición humana. Basta un insecto, un virus, un trocito de metal en forma de metralla o bala, una gota de agua o aceite sobre el asfalto, un estornudo, una cualquiera de esas bromas pesadas con las que el Universo se complace en pasar el rato, y tú y todo lo que tienes, y todo lo que representas, y todo lo que amas, y todo lo que fuiste, lo que eres y lo que podrías haber sido, se va al diablo y desaparece para siempre sin que vuelva nunca jamás. Así nos iremos todos, claro. Pero unos se irán antes que otros. Y a ti, querido, te toca en 1994 la papeleta. Claro que a lo mejor me mato yo antes. O a lo mejor me matas tú. Pero yo sé que eso puede ocurrirme cualquier día, en cualquier sitio, porque mi condición es mortal. Mientras que a ti ni siquiera se te ha pasado por la cabeza. Y no vengas con eso del amor al riesgo y el vivir peligrosamente. Conozco a mucha gente que sabe perfectamente, de grado o por fuerza, lo que es riesgo y la vida peligrosa. Gente que sí merece que derramen lágrimas por ella cuando le pican el billete, en lugar de lamentar la desaparición de fulanos como tú; de tipos incapaces de valorar la vida que poseen y que por eso la malgastan. Qué sabrás tú del riesgo, capullo. Y de la muerte. Y de la vida. Que tengas buen viaje.
Arturo Pérez Reverte. XL Semanal ,2 de enero de 1994
1 – Resumen (1 punto)
2 – Actitud e intencionalidad del autor. Justificar con procedimientos
lingüísticos (2 puntos)
3 – Valoración personal (1 punto)
4 – Indica el tipo y función del que
en los siguientes enunciados: (1,5)
·
Conozco mucha gente que lo sabe
perfectamente lo que es el riesgo.
·
Gente que sí merece que derramen lágrimas por ella.
·
Qué sabrás tú del riesgo.
TEXTO 2:
¡Oh, tierra triste y noble,
la de los altos llanos y yermos y roquedas,
de campos sin arados, regatos ni arboledas;
decrépitas ciudades, caminos sin mesones,
y atónitos palurdos sin danzas ni canciones
que aún van, abandonando el mortecino hogar,
como tus largos ríos, Castilla, hacia la mar!
Castilla miserable, ayer dominadora,
la de los altos llanos y yermos y roquedas,
de campos sin arados, regatos ni arboledas;
decrépitas ciudades, caminos sin mesones,
y atónitos palurdos sin danzas ni canciones
que aún van, abandonando el mortecino hogar,
como tus largos ríos, Castilla, hacia la mar!
Castilla miserable, ayer dominadora,
envuelta en sus andrajos desprecia
cuanto ignora.
¿Espera, duerme o sueña? ¿La sangre derramada
recuerda, cuando tuvo la fiebre de la espada?
Todo se mueve, fluye, discurre, corre o gira;
cambian la mar y el monte y el ojo que los mira.
¿Pasó? Sobre sus campos aún el fantasma yerra
de un pueblo que ponía a Dios sobre la guerra.
La madre en otro tiempo fecunda en capitanes,
madrastra es hoy apenas de humildes ganapanes.
Castilla no es aquella tan generosa un día,
cuando Mio Cid Rodrigo el de Vivar volvía,
ufano de su nueva fortuna, y su opulencia,
a regalar a Alfonso los huertos de Valencia;
¿Espera, duerme o sueña? ¿La sangre derramada
recuerda, cuando tuvo la fiebre de la espada?
Todo se mueve, fluye, discurre, corre o gira;
cambian la mar y el monte y el ojo que los mira.
¿Pasó? Sobre sus campos aún el fantasma yerra
de un pueblo que ponía a Dios sobre la guerra.
La madre en otro tiempo fecunda en capitanes,
madrastra es hoy apenas de humildes ganapanes.
Castilla no es aquella tan generosa un día,
cuando Mio Cid Rodrigo el de Vivar volvía,
ufano de su nueva fortuna, y su opulencia,
a regalar a Alfonso los huertos de Valencia;
5 – Contexto
literario del autor y la obra (1,5 puntos)
6 – Recursos
estilísticos: métrica, figuras retóricas y lenguaje poético . (1,5)
7 –
Definición del significado conceptual y contextual de la expresiones resaltadas
(1,5)
COMENTARIO MODELO RESUELTO
- Resumen
La gente que circula de forma temeraria por las
carreteras es un peligro, ya no para ellos mismos, que se lo están buscando,
sino para el resto de conductores, familias acompañantes o peatones. El
culpable no es consciente de lo estúpido de su actitud, pues toda vida humana
es un bien único e insustituible. Él no
llegará con vida al fin de año y no habrá muerto de una manera heróica sino
lamentable, poniendo además en riesgo la vida de otros.
- Actitud e
intencionalidad.
En este artículo de opinión Arturo Pérez
Reverte, novelista y periodista español, reflexiona acerca del peligro
automovilístico que causan algunas personas a ellos mismos y, principalmente, a
otros.
El autor muestra una actitud crítca, emotiva y
bastante pesimista (aunque realista por otra parte). Se muestra crítico hacia
esas personas que provocan sus muertes y las de otros a causa de la velocidad
en el coche. Utiliza gran cantidad de coloquialismos y un lenguaje muy
provocador, desde el propio título
(“imbécil”, "creyéndote el rey del mambo", "criando
malvas" “se va al carajo”
Principalmente hace uso de la función
apelativa del lenguaje, dirigiéndose en forma de carta a ese típico
conductor temerario al que le gustaría decirle “cuatro cosas”, pero también,
indirectamente, al lector, que puede sentirse identificado con Pérez Reverte y
por tanto suscribir sus críticas. Utiliza, por tanto, la 2ª persona del
singular ("no llegarás a comerte las uvas", "no palmarás, te lo
comunico"). Con esta función busca provocar una reflexión en el lector, tanto
en el que se siente víctima de este tipo de conductores, como en aquel que
pueda llegar a sentirse culpable y modificar su actitud.
Por otra parte, destaca también la función
expresiva de la lengua, puesto que todo es artículo es tremendamente
subjetivo y muestra abiertamente la opinión que le merecen este tipo de
conductores a los que descalifica continuamente con apelativos peyorativos como
“imbécil” o “capullo”. Destaca además el uso de la primera persona del singular
(“voy a confiarte un secreto”, que aparece incluso reforzada con el pronombre
personal, que es siempre redundante (“yo sé que esto puede ocurrir”).
Encontramos además gran cantidad de adjetivos y adverbios valorativos (“lo
malo” “estúpidamente” “gesto íntimo y considerado"), y coloquialismos,
como ya mencionamos anteriormente.
La intencionalidad del autor es, como en todos
los textos argumentativos, convencer de algo. A través del lenguaje y tono que
Pérez Reverte ha utilizado, busca hacer reflexionar a los lectores y
convencerles de que deben pensarse las cosas dos veces antes de realizarlas.
Hay que resaltar la originalidad del título
"Carta a un imbécil", el cual capta nuestra atención y nos invita a
leer el artículo. No solo es el título el que nos provoca esto, sino el tono
que se ha utilizado en todo el texto.
Puesto que se trata de una columna literaria
nos encontramos también ante la función poética, que se manifiesta en la
voluntad del estilo y en la presencia de bastantes figuras retóricas, como
enumeración, polisíndeton y paralelismo (“Y todo lo que somos, y todo lo que
tenemos…”), asíndeton (basta un insecto, un virus…) o metáforas (“cuando le
pican el billete".)
- Valoración personal.
Estoy totalmente de acuerdo con el autor en que
hay gente que pone en peligro su propia vida y, lo que es peor, la vida de
otros que no tienen culpa de las acciones de estos otros. Probablemente la
gente que lo hace no piense en ello o cree que no va a ocurrir nada, pero esto
no es así.
El lenguaje que ha utilizado parece algo duro
quizás, pero es la manera de llamar la atención y concienciar a las personas
que quizá no se hayan parado a pensar lo fácil que resulta morir en la
carretera. Esas personas ya saben lo que conlleva el exceso de velocidad y la
mala conducción en general, pero no le dan importancia, así que una manera de
que se la den es así. Una función parecida –provocar una conmoción en los
receptores- la tienen también algunas campañas de la DGT que muestran de forma
descarnada los peligros de incumplir las normas de circulación en las carreteras.
En conclusión, creo que al autor no le falta
razón y, aunque pueda resultar algo exagerado lo que dice, debemos pensar más
en las consecuencias de nuestros actos y darnos cuenta de que la vida es un don
precioso que no debemos poner en riesgo tontamente. El lenguaje es muy duro,
sí. Pero son mucho más duras las consecuencias de la conducción temeraria e
irreflexiva.
- Indica el tipo y función
del "que".
- Conozco mucha gente que (1) sabe
perfectamente lo que (2) es el peligro.
(1) Nexo de la Subordinada Adjetiva
Especificativa. Sustituye al antecedente "gente". Pronombre relativo
con función SUJETO.
(2) Nexo de la Subordinada Adjetiva
Sustantivada. Pronombre relativo con función
SUJETO.
- Gente que (1) sí merece que
(2) derramen las lágrimas por ella.
(1) Nexo de la Subordinada Adjetiva Especificativa.
Sustituye al antecedente "gente". Pronombre relativo con función
SUJETO.
(2) Nexo de Subordinada Sustantiva CD. Conjunción
completiva sin función sintáctica propia.
- Qué sabrás tú del riesgo.
Nexo de la Subordinada Sustantiva CD. Pronombre
relativo interrogativo con función CD.
ANTONIO MACHADO, Campos de Castilla
- Contexto literario del
autor y la obra.
Antonio Machado es uno de los más grandes
poetas en lengua española. Aunque presente algunas influencias del movimiento
modernista, suele incluirse dentro de la Generación del 98. Bajo este epígrafe,
se ha reunido tradicionalmente a un grupo de escritores españoles de finales
del siglo XIX y principios del siglo XX, a los cuales les afectó la crisis moral,
política y social de España por la derrota militar en la guerra
hispano-estadounidense que supuso a pérdida de Cuba y Filipinas y el fin del
imperio colonial español. Aquella derrota, que resultó humillante, se conoció
con el nombre de “Desastre del 98” y
llevó a la reflexión a un gran número de intelectuales españoles acerca de los
valores y las esencias de España: un país que fue un gran imperio, cuna de
grandes artistas y escritores en el llamado Siglo de Oro, pero que había
devenido en una nación empobrecida y atrasada respecto a Europa. Los autores
más importantes de la generación del 98 son, además del propio Machado, Miguel de Unamuno, Pío Baroja, Azorín,
Valle-Inclán o Ramiro de Maeztu. El género más destacado de este grupo es el
ensayo, pero también destacan la novela, el
teatro y la poesía.
Hay una serie de características que une a los
miembros de la Generación del 98, además de unas fechas similares de
nacimiento: una ideología izquierdista en la juventud, que luego evolucionará
de diferentes formas y su preocupación por el “problema de España” –atraso,
pobreza, ignorancia- que se manifiesta en reflexiones acerca de las causas de
su postración, analizadas desde un profundo amor a la patria común y a sus
valores, con un espíritu regeneracionista: tratan de analizar las causas del
problema para encontrar las soluciones.
Castilla aparece en estos escritores como
símbolo de las esencias españolas: es cuna de su idioma y la dureza de su
paisaje representa el carácter severo y adusto del español Por otra parte, Don
Quijote, nuestro personaje literario más universal, simboliza también el
idealismo y la valentía de los españoles, de la misma forma que los soldados
españoles se expusieron con heroísmo a la muerte durante el desastre militar
del 98.
Por otra parte, los autores del 98 comparten el
gusto por la sencillez expresiva y el rechazo a los excesos retóricos del
Modernismo, aunque algunos de estos autores –Valle Inclán o el propio Machado-
tengan en parte de su obra algunas influencias modernistas.
El Modernismo es un movimiento literario coetáneo
a la Generación del 98. Surge en
Hispanoamérica y fue difundido por España por el poeta nicaragüense
Rubén Darío. El Modernismo está influido por dos corrientes poéticas francesas:
el Parnasianismo y el Simbolismo, de las cuales surgieron a su vez dos líneas
expresivas: un Modernismo escapista y un Modernismo intimista, respectivamente.
Ambas vertientes del Modernismo tienen en común el rechazo a la realidad que
rodea al poeta, sin embargo presentan algunas diferencias. La línea escapista
manifiesta este rechazo mediante la huída a paraísos artificiales y decadentes,
que se plasma en el gusto por un lenguaje lujoso, cultista, retórico y
sorprendente. Por el contrario, la línea intimista, se refugia en el propio
mundo interior del poeta, que se expresa con tristeza y melancolía, y utiliza
símbolos tomados de la naturaleza, habitualmente relacionados con los paisajes
otoñales y jardines crepusculares.
Aunque Antonio Machado suele estar incluido en
la Generación del 98, participa también en algunas características del
Modernismo en su vertiente intimista, especialmente en sus dos primeros libros.
Por otra parte, el hecho de que 98 y Modernismos sean movimientos simultáneos y
que evidencian un rechazo a la realidad circundante, hace que ambos se puedan
considerar, más que como dos movimientos contradictorios, como dos caras de la
misma moneda.
Antonio Machado nació en Sevilla en 1875 y con
pocos años de edad se trasladó a Madrid. Tras formarse en la Institución de
Libre Enseñanza y viajar varias veces a París, obtuvo la cátedra de francés en
el instituto de Soria (1907). Allí conoció a la que sería su futura mujer,
Leonor Izquierdo, de 16 años, que murió dos años después. Tras esta dolorosa
pérdida, Machado pidió el traslado al instituto de Baeza (Jaén). El paisaje de
Soria, fundamental en la obra poética de Machado, se manifiesta así de dos
formas: como representación de Castilla y España dentro de la concepción del
98, y como evocación personal y emotiva de los espacios en que vivió con su
fallecida esposa. Durante la Guerra Civil española, Machado se sitúo del lado
de la República, de modo que, tras la guerra, tuvo que huír de España como un
refugiado más. Falleció en el pequeño pueblo francés de Coillure, poco después
de haber cruzado la frontera, en 1939. Allí está todavía su tumba.
Antonio Machado destaca sobre todo en poesía.
Sus obras más importantes fueron Soledades, galerías y otros poemas
(1907) y Campos de Castilla (1912). Este último fue su tercer libro de
poesía y refleja una perfecta poesía noventayochista. Consta de distintos
grupos de poemas entre los cuales están "Campos de Soria" y
"Proverbios y cantares", entre otros. Campos de Castilla volvió a editarse en 1917; dentro de sus Poesías completas. En esta nueva
edición, ampliada, se incluyen algunos poemas escritos tras la muerte de
Leonor, durante su estancia en Baeza. El paisaje andaluz aparece entonces como
contrapunto al paisaje castellano y la evocación de Soria está ya ligada,
irremediablemente, al recuerdo emocionado de su esposa Leonor.
- Valor estilístico del
adjetivo.
¡Oh, tierra triste y noble,
la de los altos llanos y yermos y roquedas,
de campos sin arados, regatos ni arboledas;
decrépitas ciudades, caminos sin mesones,
y atónitos palurdos sin danzas ni canciones
que aún van, abandonando el mortecino hogar,
como tus largos ríos, Castilla, hacia la mar!
Castilla miserable, ayer dominadora,
la de los altos llanos y yermos y roquedas,
de campos sin arados, regatos ni arboledas;
decrépitas ciudades, caminos sin mesones,
y atónitos palurdos sin danzas ni canciones
que aún van, abandonando el mortecino hogar,
como tus largos ríos, Castilla, hacia la mar!
Castilla miserable, ayer dominadora,
envuelta en sus andrajos desprecia cuanto ignora.
¿Espera, duerme o sueña? ¿La sangre derramada
recuerda, cuando tuvo la fiebre de la espada?
Todo se mueve, fluye, discurre, corre o gira;
cambian la mar y el monte y el ojo que los mira.
¿Pasó? Sobre sus campos aún el fantasma yerra
de un pueblo que ponía a Dios sobre la guerra.
La madre en otro tiempo fecunda en capitanes,
madrastra es hoy apenas de humildes ganapanes.
Castilla no es aquella tan generosa un día,
cuando Mio Cid Rodrigo el de Vivar volvía,
ufano de su nueva fortuna, y su opulencia,
a regalar a Alfonso los huertos de Valencia;
¿Espera, duerme o sueña? ¿La sangre derramada
recuerda, cuando tuvo la fiebre de la espada?
Todo se mueve, fluye, discurre, corre o gira;
cambian la mar y el monte y el ojo que los mira.
¿Pasó? Sobre sus campos aún el fantasma yerra
de un pueblo que ponía a Dios sobre la guerra.
La madre en otro tiempo fecunda en capitanes,
madrastra es hoy apenas de humildes ganapanes.
Castilla no es aquella tan generosa un día,
cuando Mio Cid Rodrigo el de Vivar volvía,
ufano de su nueva fortuna, y su opulencia,
a regalar a Alfonso los huertos de Valencia;
El texto a comentar es un fragmento de “A
orillas del Duero”, un largo poema incluido en la primera edición de Campos de Castilla, es decir, antes de
la muerte de Leonor. En todo el poema, y en este fragmento en particular, el
paisaje de Castilla se describe de forma objetiva, pero también como símbolo de
España y como motivo de reflexión, acerca de la miseria e ignorancia de la
España actual en contraposición a la grandeza y la gloria militar del su pasado
histórico. Reflexión está muy en la línea del espíritu crítico y regeneracionista
de los autores de la generación del 98. Así pues, se trata de una visión
lírica, y al mismo tiempo crítica, del paisaje de Castilla: la contemplación de
un paisaje hermoso pero también árido y duro, que representa también su amor
por España, con un presente triste y miserable que contrasta con el esplendor
de su glorioso pasado.
En cuanto la forma, casi todos los adjetivos se encuentran en grado positivo,
expresando cualidades sin dar idea de intensidad. Encontramos uno en grado
comparativo ("tan generosa"), comparando la Castilla de antes con la
del momento y al servicio al contraste entre el presente y el pasado a que nos
acabamos de referir.
Respecto su significado, predominan los adjetivos valorativos, que son aquellas
cualidades opinables o subjetivas. Estos adjetivos resaltan cualidades
negativas del presente (“miserable” “decrépitas” “mortecino” “humildes”
“atónitos”) frente a las cualidades positivas del pasado esplendoroso
(“dominadora” “generosa” “ufano” “nueva”).
Los adjetivos antitéticos con que se dirige a Castilla al comienzo del
fragmento (“triste y noble”) reflejan también esa gran contradicción entre lo
lamentable de su presente y la grandeza de sus valores. También encontramos
adjetivos descriptivos, que resaltan cualidades observables por los sentidos,
particularmente el de la vista, pues se trata de una descripción visual del
paisaje la que lleva a Machado a reflexionar sobre el pasado histórico. En este
caso, los adjetivos destaca la magnificencia del paisaje ("altos
llanos", "largos ríos".
En cuanto a la función de estos adjetivos, casi todos son adyacentes, es decir,
califican al sustantivo directamente, no a través de un verbo. La mayor parte
de estos son antepuestos, lo cual aporta ya subjetividad, pues en castellano
esta posición antepuesta es propia de los adjetivos explicativos, que son
aquellos que resaltan una cualidad que se presupone en el sustantivo. Son
subjetivos porque la cualidad que se resalta no es necesaria para precisar al
sustantivo al que se refiere.
Son adjetivos explicativos antepuestos los
siguientes: “altos llanos” “decrépitas ciudades” y “largos
ríos” pues resaltan cualidades que tiene el paisaje de Soria de por sí. “mortecino
hogar” y “humildes ganapanes” tiene un sentido explicativo porque un
hogar que se abandona para emigrar es que es pobre –“mortecino”-, lo mismo
ocurre con “humildes” pues los ganapanes son personas pobres pues trabajan solo
por la comida. Tambien “nueva fortuna” tiene un sentido explicativo,
pues la conquista de Valencia fue un éxito “nuevo”, es decir, que acababa de
ocurrir al Cid en el momento referido en el poema.
Frente a los explicativos, los adjetivos
especificativos suelen ir pospuestos –como ocurre en los que vamos a comentar-
puesto que añaden una cualidad nueva, necesaria
para precisar el sustantivo y distinguirlo de otros. Son especificativos
“Castilla miserable, ayer dominadora”, Pues claramente está
distinguiendo –especificando- dos “Castillas” diferentes, la del presente y la
del pasado. Lo mismo ocurre con “La madre en otro tiempo fecunda en
capitanes”, que personifica a España como una madre con muchos hijos heroicos,
a diferencia de la España actual.
Encontramos un único adjetivo que califica al
sustantivo a través de un verbo copulativo, esto es, en función de atributo:
“No es aquella tan generosa un día”
En conclusión, en el poema Machado reflexiona
de manera muy subjetiva sobre el pasado de Castilla, a partir de la
contemplación del paisaje, destacando la pobreza actual frente al pasado
heroico.
- Definición del
significado conceptual y contextual.
Yermos:
Sustantivo. Lugar que no tiene vegetación y no puede cultivarse. El autor hace
referencia a los grandes campos llanos y secos castellanos.
Decrépitas: Adjetivo. Se dice de aquello que está en decadencia total o con
un gran deterioro de su estado. Hace referencia a las ciudades castellanas.
Mortecino: Adjetivo. Que no tiene viveza ni intensidad y parece estar a
punto de morir. En el poema se usa en sentido figurado: el fuego
del hogar se está apagando y los habitantes de la casa deben partir en busca de
un futuro mejor.
Yerra: 3ª
persona del singular del verbo errar.
Ir de un lugar a otro sin rumbo y sin destino.
En el texto se
refiere a que el pasado heroico y esplendoroso de Castilla es ya solo un
fantasma que aún deambula sin rumbo.
Ganapanes: Sustantivo.
Personas pobres y toscas que trabajan por muy
poco sueldo, apenas para pasarse el pan, la comida. En el texto hace referencia a aquello en que
se ha convertido Castilla, pasando de ser madre de capitanes a madrastra
de hombres miserables.
No hay comentarios:
Publicar un comentario