El
invierno, en el internado del Colegio Militar Leoncio Prado, de Lima, ese año
de 1950, era húmedo y ceniciento, la rutina atontadora y la vida algo
infeliz. Las aventuras de Jean Valjean, la obstinación de sabueso de Javert,
la simpatía de Gavroche, el heroísmo de Enjolras, borraban la hostilidad del
mundo y mudaban la depresión en entusiasmo en esas horas de lectura robadas a
las clases y a la instrucción, que me trasladaban a un universo de flamígeros
extremos en la desdicha, en el amor, en el coraje, en la alegría, en la vileza.
La revolución, la santidad, el sacrificio, la cárcel, el crimen, hombres
superhombres, vírgenes o putas, santas o perversas, una humanidad atenta al
gesto, a la eufonía, a la metáfora. Era un gran refugio huir allí: la vida
espléndida de la ficción daba fuerzas para soportar la vida verdadera. Pero la
riqueza de la literatura hacía también que la realidad real se empobreciera.
(…)
¿Nos
hace mejores o peores incorporar a nuestra vida la ficción, tratar de
incrustarla en la historia? Es difícil saber si las mentiras que urde la
imaginación ayudan al hombre a vivir o contribuyen a su infortunio al revelarle
el abismo entre la realidad y el sueño, si adormecen su voluntad o lo inducen a
actuar. Hace algunos siglos, a un manchego cincuentón, las novelas a que era
tan aficionado le enajenaron la percepción de la realidad y lo lanzaron
al mundo —que él creía igual al de las 20 ficciones— en pos de honor, gloria y aventura, con el
resultado que sabemos. Sin embargo, las burlas y desventuras que padeció Alonso
Quijano por culpa de las novelas, no lo han hecho un personaje digno de
conmiseración.
Por
el contrario, en su imposible designio de vivir la ficción, de modelar la
realidad en concierto con su fantasía, el personaje de Cervantes fijó un paradigma
de generosidad e idealismo a la especie humana. Sin llegar a los extremos de
Alonso Quijano, es posible que las novelas inoculen también en nosotros una
insatisfacción de lo existente, un apetito de irrealidad que influya en
nuestras vidas de la manera más diversa y ayude a moverse a la humanidad. Si
llevamos tantos siglos escribiendo y leyendo ficciones, por algo será. Yo sé
que aquel invierno del año 50, con uniforme, garúa y neblina, en lo alto del
acantilado de La Perla, gracias a Los Miserables la vida fue para mí
mucho menos miserable.
Mario Vargas Llosa.
La tentación de lo
imposible, Alfaguara,
2004
- Resumen (1 p.)
- Comentario crítico: tema central, estructura, tipo de texto, actitud e intencionalidad, valoración personal. (3 p.)
- Analiza las funciones del lenguaje predominantes, justificándolas con los procedimientos lingüísticos que aparezcan en el texto. (1,5 p.)
- Análisis sintáctico global (redactado): Es posible que las novelas inoculen en nosotros una insatisfacción de lo existente que influya en nuestras vidas y ayude a moverse a la humanidad. (1,5 p.)
- Explica el significado contextual de las siguientes palabras y expresiones: rutina – obstinación - flamígeros extremos – vileza - paradigma (1,5)
- Comenta los recursos literarios utilizados, definiéndolos y explicando en cada cao su valor expresivo. (1,5 p.)
Fecha límite de entrega: jueves,
2 de abril
COMENTARIO MODELO RESUELTO
COMENTARIO MODELO RESUELTO
1. Resumen
Vargas Llosa recuerda
que la lectura de novelas le hacía más llevadera la vida monótona y hostil del internado militar
en donde estudió de adolescente. La literatura puede usarse como medio
de escape de la realidad, ya que nos muestra un mundo ideal, lleno de
contrastes y emociones. Sin embargo, al comparar la realidad con la ficción, puede
ocurrir que se destaque lo imperfecta que es aquella. No es fácil
saber si utilizar la ficción para abstraerse de la realidad es bueno o malo.
Don Quijote llegó a confundir la realidad con la ficción y se volvió loco; sin
embargo, también se le ha tomado como modelo de idealismo en busca de un mundo mejor. En cualquier caso, la humanidad parece necesitar de la ficción pues
nunca ha prescindido de ella. En cualquier caso para Vargas Llosa, la lectura de Los miserables le hizo la vida mejor durante su estancia en el internado.
2. Comentario crítico: tema central, tipo
de texto, estructura, actitud e intencionalidad, y valoración personal.
El texto que vamos a comentar es un fragmento de La tentación de lo imposible, un ensayo
de Mario Vargas Llosa publicado en 2004 en la editorial Alfaguara. El título hace referencia al deseo de
alcanzar lo inalcanzable, en este caso el deseo de vivir la realidad como nos
la presenta la ficción.
El tema del texto sería la influencia de la
literatura de ficción en nuestras vidas y la tesis defendida por el autor, los beneficios que nos reporta la
ficción, al ayudarnos a sobrellevar la dura
realidad y a tratar de mejorar el mundo.
El ensayo es un género
mixto entre lo literario y lo no literario. Comparte con los textos
literarios la voluntad de estilo y una presencia destacada de la función
poética, sin embargo no crea un mundo de
ficción, sino que el autor habla como él mismo y reflexiona, de forma personal
y subjetiva, acerca de un tema de interés general, en este caso, la influencia
de la literatura en nuestras vidas. Puesto que el tema se circunscribe a las
ciencias humanas, se trataría de un ensayo de tipo humanístico. En cuanto al modo
de elocución predominante es el argumentativo, puesto que el autor defiende una
tesis –los beneficios de la literatura en nuestras vidas- y la sostiene con
argumentos con la intención de convencer a los lectores de su punto de vista.
La anécdota que le sirve para introducir el tema –sus recuerdos del internado
en donde se aficionó a leer- serían un fragmento narrativo, aunque quizá sería
más correcto considerarlo descriptivo, pues no relata un hecho concreto, sino
que más bien describe una situación prolongada: cómo era su vida durante
aquellos años.
Externamente el texto está organizado en tres párrafos. La
estructura interna podría dividirse también en tres partes, que no
corresponderían estrictamente con cada uno de los párrafos. Entre el primer y
el segundo párrafo hay un fragmento omitido.
La primera parte comprende todo el primer párrafo y funciona
como introducción: Vargas Llosa pone como ejemplo su propia experiencia
personal en el internado militar donde estudió durante la adolescencia, para
ilustrar cómo la literatura de ficción puede ser un refugio que nos ayude a
evadirnos de una realidad desagradable.
El segundo y el tercer párrafo –hasta la línea 26-
conformarían el cuerpo argumentativo. Desde el principio del segundo párrafo
hasta la línea 15 “…lo inducen a actuar”, el autor plantea en forma de pregunta
retórica, que responde el mismo a continuación, lo que será el tema de
reflexión del texto: la imposibilidad de decidir si la literatura de ficción
resulta buena o mala para los seres humanos. Por una parte, nos puede ayudar a
sobrellevar una realidad desagradable, aunque, por otra, nuestra realidad puede
resultarnos aún más fea si la comparamos con la del mundo imaginario de los
libros.
Desde la línea 15 (“Hace algunos siglos…”) hasta el final del
segundo párrafo, el autor recurre a la figura de Don Quijote, que perdió la
razón con los libros, como posible ejemplo de los efectos negativos de la
ficción. Sin embargo en el tercer párrafo –hasta la línea 22- el autor rebate
su propio argumento alegando que a Don Quijote no se le recuerda como un loco
ridículo, sino como idealista que luchaba por un mundo mejor, de modo que los
efectos de la literatura no hubieran sido en él tan malos.
La tesis, la postura defendida finalmente por el autor, ocuparía
el final del texto, desde “Sin llegar a los extremos de Alonso Quijano…” y
respondería a la pregunta que se había hacho sobre los efectos de la literatura
de ficción en nuestras vidas. El autor
concluye que los efectos de la literatura sería positivos pues, como en el caso
de Don Quijote, aunque no de forma tan exagerada, la literatura puede conseguir
que ese deseo de conseguir un mundo ideal pueda impulsar a la humanidad luchar
por cambiar las cosas y mejorar la realidad. Finalmente, para reforzar su tesis
sobre los efectos benéficos de la literatura retoma la anécdota inicial de sus
años de estudiante, pues indudablemente, la lectura consiguió que su vida fuera
mucho mejor.
Puesto que la tesis –efectos benéficos de la literatura- se
encuentra al final y la argumentación va de lo particular –una anécdota
concreta- a lo general –una reflexión sobre el valor de la literatura para los
seres humanos- podemos decir que el texto tiene una estructura sintetizante o
inductiva. Por otra parte, el hecho de que el texto se cierre con la anécdota
del principio, confiere también una forma circular, cerrada a la estructura del
texto.
La
actitud del autor es subjetiva: desde el principio aporta su propia experiencia
personal y deja claro que está exponiendo su punto de vista sobre la
literatura, a la que además se refiere de forma muy emocional, tratando de
transmitir las maravillosas que para él se encierran en los libros. La subjetividad se relaciona con la función expresiva o emotiva
del lenguaje. Muestra, además, una actitud muy reflexiva e invita al
lector a reflexionar también, a hacerse la misma pegunta: “¿Nos hace mejores
o peores incorporar a nuestra vida la ficción, tratar de incrustarla en la
historia?” . Ese deseo de influir en el lector haciéndole partícipe de su
propia opinión, se relaciona con la función conativa de la lengua. En el
apartado correspondiente de este trabajo analizaremos los recursos lingüísticos
que se relacionan con ambas funciones de la lengua, además de con la función
poética, que se manifiesta en la voluntad de estilo que presenta el texto y que
evidencia una preocupación porque el mensaje llegue de una forma artística.
Por otra
parte, a pesar de la subjetividad a que nos hemos referido, el autor trata
también de enfocar el tema de forma objetiva, pues da cabida en su
argumentación a posibles argumentos en contra de su tesis favorable a la
literatura. Evidentemente, estos argumentos contrarios a la literatura son
usados para reforzar su tesis, y resultar así más convincente, pues se ocupa de
que tales argumentos queden rebatidos. Esta presencia de la objetividad, se
relacionaría con la función representativa del lenguaje y también nos
referiremos a ella en su momento.
La intención del autor es hacer reflexionar al lector sobre
las ventajas de leer historias de ficción. Vargas Llosa no pretende tanto
fomentar la lectura como compartir sus reflexiones con personas a las que ya les gusta leer, pero que puede
que no se hayan parado a pensar den el por qué. La prueba de que se dirige a un
público ya lector es, por una parte, el registro culto utilizado y, por otra,
las referencias literarias que supone
conocidas de sus receptores; además del hecho de que el texto sea un fragmento
de un ensayo literario largo publicado como en forma de libro, y no de un
artículo periodístico que ha podido caer al azar en las manos de los lectores:
el que se publique en un libro significa que a los lectores les ha parecido tan
interesante como para comprarse el libro o sacarlo de una biblioteca. Utiliza
además la primera persona del plural, con lo que establece una relación de
cercanía y complicidad con los lectores.
Valoración personal (1)
Me ha resultado muy interesente la forma en que Vargas Llosa ha planteado
el tema de los beneficios de la literatura. Parte de una anécdota personal, muy
emotiva, en la que pone de manifiesto el poder de evasión de la literatura: la
lectura como forma de escaparnos de una realidad desagradable o insulsa, y
encontrar un mundo de aventura, emoción, idealismo que no podamos encontrar en
la vida real. Esta función de la literatura resulta evidente y reconocible para
cualquier persona aficionada a los libros, sin embargo, a continuación el autor
va más allá al intentar poner de manifiesto otros posible efectos beneficiosos
para la sociedad no tan evidentes, como el hacernos desear un mundo mejor y
luchar por conseguirlo.
La referencia a la locura de
Don Quijote por los libros me parece personalmente poco relevante: desde mi
punto de vista, la literatura no acarrea ningún problema a la hora de mezclar
ficción y realidad –no conozco a nadie que haya llegado a confundir ambas
cosas- por e contrario, la ficción puede enseñar al individuo a ver el mundo
desde distintas perspectivas y a empatizar y comprender mejor al resto de
personas, ayudándole a enfrentarse mejor
con la realidad. Tampoco creo que la literatura necesite una justificación
práctica, como tampoco el resto de artes, ya que su principal función es
compartir los pensamientos y la vida de otras personas: caminar y respirar como
ellos, emocionarnos y luchar con ellos desde la tranquilidad y seguridad de
nuestro hogar, proporcionándonos un descanso a nuestros problemas y una
compañía a nuestra soledad. Por otra parte, hoy en día la función de simple
evasión de la realidad no la cumple solo la literatura: está claro que el ser
humano necesita olvidarse de su realidad y vivir otras vidas de ficción. No
todo el mundo lee, sin embargo, hay otras formas de evasión a partir de
historias imaginadas por otros: el cine, la televisión o incluso los
videojuegos son formas de incorporar la ficción a nuestras vidas.
Valoración personal (2)
Como
ya hemos mencionado, Vargas llosa se presenta algo imparcial, ya que empieza
diciendo que él mismo huía a la riquísima ficción literaria de Los Miserables
para poder soportar sus días de invierno, pero a la vez menciona que esto hacía
que el mundo real que pisamos cada día se hiciera aún más mísero y pobre. A
continuación formula la gran pregunta con sus palabras “¿nos ayuda crear en
nuestra imaginación un mundo ideal o todo lo contrario?”. Es una buena cuestión
que da que pensar; él mismo hace que valoremos los distintos aspectos de esta
idea presentándonos después a Don Quijote, el pobre hombre manchego que acabó
bastante afectado por tanta literatura caballeresca… ahí nos damos cuenta de
que lleva razón, puede que tanto idealismo y tanta aventura y emoción acabe
produciendo en nosotros un sentimiento de rechazo hacia la realidad en la que
vivimos que no es ni por asomo tan apasionante como debía ser la de los libros
Don Alonso Quijano. Sin embargo a continuación contraataca diciendo que sin llegar
a tales extremos, podemos usar esas ideas de mundo casi perfecto en el que
viven nuestros personajes favoritos para despertar un pequeño sentimiento de
insatisfacción y de mejora que haga que queramos mejorar algunos aspectos de
nuestro mundo para vivir un poco mejor. Es aquí cuando se nos pueden desmontar
las ideas que teníamos sobre que la ficción nos puede volver un poco locos,
porque este argumento que se expone al final del texto, aunque breve, es
poderoso, y realmente creo que tiene razón; las ideas que refleja la
literatura, pueden cambiar el mundo poco a poco.
Valoración personal (3)
El
autor al explicar que su vida en el internado era infeliz menos en los momentos
en los que se sumergía en el mundo de las historias, está tratando de hacer ver
al lector, que por muy malo que sea el mundo que te rodea, siempre te queda la
opción de escapar y soñar, y la literatura es una manera de hacerlo. Es cierto
que reconoce que no siempre tiene beneficios imaginar un mundo totalmente
distinto y mejor, porque puede hacer que algún lector, fascinado por la
ficción, comience a desvariar y a intentar conseguir llegar a ese otro mundo.
Así advierte que no es un mundo existente, sino una huida a través de la
imaginación y los personajes y hechos que se cuentan en la historia de lo malo.
Los argumentos que da están completos y hacen reflexionar.
Pese a que yo no soy una habida lectora, concuerdo
completamente con la opinión del autor, este mundo no tiene nada que ofrecer en
comparación con lo que los libros, las películas, el arte y la música nos
ofrecen. Son como sueños, ideales y perfectos, incluso los más realistas
conservan esa sensación de belleza que solo la ficción puede crear. Millones de
personas se congregan frente a pantallas de televisores y ordenadores,
enganchados a series, películas y videojuegos para olvidar, porque todos
tenemos algo que a veces queremos olvidar. No hay nada como el amor de las
películas o las obras de teatro, porque la realidad no es tan especial. En la
vida real jamás oiremos ni diremos inspiradores discursos como el de William
Wallace o conmovedores monólogos como el de Segismundo. Jamás viviremos
aventuras en mundos oníricos y jamás experimentaremos una amistad tan verdadera
como la de la ficción. Todo esto lo sabemos, por supuesto, y es por eso que
olvidamos y nos evadimos, el mundo no se oscurece puesto que nunca fue claro,
es nuestra imaginación la que revive y se ilusiona.
Cuando leemos dejamos de ser nosotros y el mundo deja de ser
tal y como lo conocemos, ya no hay crisis, no hay violencia, no hay soledad ni
tampoco preocupaciones o problemas, solo hay una historia que, en el mismo
momento en que te metes en ella, llega a ser más real que el propio papel en el
que está escrita.
En mi opinión, el final escogido por el autor no podría haber
sido mejor, es realmente emotivo. Cuando la literatura, el cine, los
videojuegos, la música, el arte etc. son capaces de hacer de este mundo un
lugar más agradable y hermoso, no veo que pueden tener de negativo. Si el
precio a pagar es la ingenuidad o incluso la locura, que así sea.
3. Analiza las funciones del lenguaje predominantes,
justificándolas con los procedimientos lingüísticos que aparezcan en el texto.
Entendemos
por función del lenguaje la intención comunicativa perseguida por el emisor en
un texto dado. Existen seis funciones del lenguaje, cada una de las cuales
incide de forma especial en cada uno de los seis elementos de la comunicación;
así, la función emotiva se centra en el emisor, la conativa, en el receptor, la
referencial, en la realidad extralingüística, la poética en la forma del
mensaje, la metalingüística, en el propio código y la fática, en el canal.
En
el texto a comentar, la función predominante
es la expresiva, pues la intención
comunicativa principal es transmitir las propias opiniones del emisor, en este
caso en torno al hecho literario; esta función es la predominante en todos los
textos de opinión, como el que nos ocupa.
También encontramos como función secundaria la conativa, la que se centra en el receptor, pues al dar
su opinión, el autor persigue también convencer de ella al lector. Finalmente,
observamos que también aparece la función poética pero de forma menos
destacada, pues aunque no se trate de un texto propiamente literario, sí que se
percibe un cuidado formal y una cierta voluntad de estilo, que se manifiesta,
como vernos más adelante, en el uso de algunas figuras retoricas.
A
continuación, analizaremos los procedimientos lingüísticos que justifican las
funciones del lenguaje a que nos acabamos de referir:
Función expresiva o emotiva:
encontramos numerosos indicadores de subjetividad, en primer lugar, en las
referencias que hace el autor a su propia persona, empezando por la evocación
de su propia adolescencia y de su iniciación a la lectura. El autor utiliza a menudo la primera persona, tanto
del singular ("yo sé”, me trasladaban” “fue para mí"), como del
plural ("nos")("nuestras vidas"); el uso de la primera persona en plural busca incluir al
lector en su forma de pensar y acercarle a su punto de vista. También
encontramos verbos en subjuntivo ("incluya"), que es el modo verbal
de la subjetividad, pues se utiliza para expresar deseos, dudas o posibilidades.
Otro indicador de subjetividad, presente
en el texto es el uso de abundantes adjetivos valorativos ("era
húmedo y ceniciento", "rutina atontadora", "
miserable", “infeliz”, “espléndida)
La
función conativa
se deja ver por medio del uso de oraciones interrogativas ('¿Nos hace mejores o
peores incorporar a nuestra vida la ficción, tratar de incrustarla en la
historia?'); además de por otros recursos comunes a la función emotiva, como
los adjetivos valorativos, que mencionamos a la hora de hablar de esa función.
Otro recurso para tratar de influir en el receptor es la utilización de
términos connotativos, que aportan también valoraciones ('manchego cincuentón')
en donde cincuentón transmite hacia
el personaje unas connotaciones afectivas, de cercanía y familiaridad. También se aprecian, en
relación con esta función recursos retóricos para conmover al lector, como la
enumeración de personajes y situaciones literarias que implican cierta
complicidad con un tipo de lector que ha compartido lecturas con el autor ('Las aventuras de Jean Valjean, la
obstinación de sabueso de Javert, la simpatía de Gavroche, el heroísmo de
Enjolras'), así como la enumeración de sustantivos abstractos que definen las
pasiones emanadas de los libros, que también reconocerá un lector asiduo ('en
la desdicha, en el amor, en el coraje, en la alegría, en la vileza.”
La
función poética,
como ya mencionamos, se aprecia en cierta voluntad de estilo, característica
esta común a los ensayos literarios. Vargas Llosa cuida la forma del mensaje,
buscando un estilo elegante, capaz además de conmover al lector. Se aprecia esta voluntad de estilo en el
léxico utilizado, que transmite en sí mismo pasión por los libros, y en el uso
de figuras retóricas ya mencionadas al hablar de otras funciones: interrogación
retórica, enumeraciones, como la ya citada o la que mencionamos a continuación,
en donde ademá se aprecia un asíndeton, que da más fuerza aún al mensaje al
enfatizar la acumulación de pasiones contradictorias que pueden encontrarse en
las novelas: “ La revolución, la santidad, el sacrificio, la cárcel, el crimen,
hombres superhombres, vírgenes o putas, santas o perversas, una humanidad
atenta al gesto, a la eufonía, a la metáfora'.
En conclusión, la función
comunicativa predominante es la expresiva, puesto que la intención fundamental
del autor es defender una postura favorable a la lectura de novelas, si bien
está función aparece muy ligada a la conativa y a la poética.
4. Análisis sintáctico global (redactado):
P1:
Es posible
P2: que las novelas inoculen en nosotros una
insatisfacción de lo existente
P3: que influya en nuestras vidas
y
P4: (que) ayude
P5 a moverse a la humanidad.
La oración principal P1 es “es
posible”. P2 “Que las novelas inoculen en nosotros una
insatisfacción de lo existente” Es oración subordinada sustantiva a P1 con
función de sujeto de la anterior y está introducida por la conjunción
completiva que, sin función
sintáctica específica. P2 incluye otras tres subordinadas: P3 “que influya en
nuestras vidas” es oración subordinada adjetiva especificativa, cuyo
antecedente es “insatisfacción de lo existente”; está introducida por el
pronombre relativo que que funciona
como sujeto en su propia proposición. P4
“ayude” es una coordinada copulativa de la anterior, unida a esta por la
conjunción y; como P3 es además
subordinadas adjetiva de P2 con el mismo antecedente; el nexo relativo no
aparece en este caso porque se sobreentiende. Finalmente. P5 “a
moverse a la humanidad” es una oración subordinada sustantiva con función
complemento de régimen de P4; no está introducida por ningún nexo por tratrase
de una subordinada de infinitivo..
5. Explica el significado contextual de las siguientes palabras y
expresiones:
rutina – obstinación - flamígeros extremos – vileza
- paradigma
Rutina: Hábito repetido y sin
variación de hacer las cosas. En el texto se refiere a lo monótono y aburrido
de los días en el centro escolar. Al calificar la rutina de “atontadora” se refiere
a que el aburrimiento les embotaba los sentidos.
Obstinación: determinación, empeño cabezonería.
Flamígeros
extremos: El adjetivo flamígero se refiere a algo que lanza llamas o imita la
forma de estas. En el texto está utilizado en sentido figurado, para referirse
a lo ardiente o apasionado de las pasiones extremas, totalmente contrarias, que
aparecían en aquellas novelas.
Vileza: Acción indigna,
baja, infame.
Paradigma: Modelo ideal que se toma como ejemplo a seguir o
norma de conducta.
6
– Comenta
los recursos literarios utilizados,
definiéndolos y explicando en cada cao su valor expresivo. (1,5 p.)
Los
recursos literarios se utilizan sobre todo en los textos literarios, donde es
muy importante la forma del mensaje. En este texto de Mario Vargas Llosa
encontramos varias figuras estilísticas.
En este texto aparecen los siguientes recursos literarios, que clasificaré en
los distintos niveles existentes: a nivel fónico, a nivel morfosintáctico y a
nivel semántico.
En cuanto a recursos literarios utilizados
a nivel fónico, no se encuentran en el texto, ya que son más típicos en poesía
y no en una novela en prosa.
A nivel morfosintáctico, hay bastantes
enumeraciones, que consiste en una sucesión de elementos ordenados y
relacionados. ``Las aventuras de Jean Valjean, la obstinación de
sabueso de Javert, la simpatía de Gavroche, el heroísmo de Enjolras´´ esto
es además de una enumeración, un asíndeton, ya que se suprime la ``y´´
del final.
Además
encontramos paralelismos
(Reiteración de la misma estructura sintáctica en oraciones) como en “ Las
aventuras de Jean Valjean, la obstinación de sabueso de Javert, la
simpatía de Gavroche, el heroísmo de Enjolras” o” en la desdicha, en el amor,
en el coraje, en la alegría, en la vileza” además de “La revolución, la
santidad, el sacrificio, la cárcel, el crimen, hombres superhombres” todo esto
lo utiliza el autor para dejar claros los temas principales de la obra Los
Miserables.
Se epodría
incluso observar una epanadiplosis,
se repite la misma palabra al principio y al final del texto ``invierno´´, lo
que enfatiza la estructura circular del
texto.
A nivel semántico, podemos encontrar muchas
antítesis, palabras contrarias en
una misma frase u oración ``santas, perversas´´ ``vírgenes o putas´´ ``mejores
o peores´´ ``realidad, sueño´´ ``depresión, entusiasmo´´...
Se puede encontrar un epíteto,
realza una cualidad que ya se sabe ``realidad real´´. Incluso podría
considerarse un pleonasmo o redundancia,
ya que es innecesario decir que la realidad es real, porque la misma palabra ya
lo dice. Sin embargo, en este caso el
adjetivo no tiene aquí valor explicativo, como ocurre en los epítetos, sino
especificativo: se refiere a que la realidad
propiamente dicha para diferenciarla de la falsa realidad de la ficción.
Hay derivaciones como por ejemplo ``
realidad, real, irrealidad´´. y por último, la pregunta retórica que no va destinada a que la respondan los
lectores, sino que sirve de punto de partida para la reflexión del propio autor, que tratará de responderla con
su argumentación.
A nivel semántico podemos
encontrar metáforas (usar una
palabra o frase por otra, estableciendo entre ellas un símil no expresado) como
“apetito de irrealidad”, y también personificaciones
(Atribución de cualidades humanas a animales o seres inanimados) como “las
mentiras que urde la imaginación”.
Juego de palabras:
Utiliza las mismas palabras pero con un significado diferente “Los
Miserables/ miserable”, busca un juego refiriéndose a la novela y
utilizando dicho título para expresar que consiguió una situación más amena.
Encontramos,
finalmente, una perífrasis: “un
manchego cincuentón”, con nuestra cultura sabemos que se refiere a Don Quijote,
pero evita mencionar directamente un nombre de sobra conocido. Luego se
referirá a él otra vez como Alonso Quijano,
Como
conclusión es evidente que hay un
predominio claro de recursos literarios a nivel semántico, entre los cuales
destaca por su abundancia la antítesis y a nivel morfosintáctico destaca sobre
todo la enumeración. No hay recursos a nivel fónico porque eso es más bien
propio de poesía, o de textos que se centran en cómo expresar el mensaje,
mientras que este texto se centra solo en el mensaje no en cómo de diga. Vemos que en este texto predominan las
enumeraciones ya que el autor da ejemplos para argumentar los dos puntos de
vista, y también aparece una interrogación retórica, relacionan asimismo con la
argumentación. Los recursos que utiliza Vargas Llosa se relacionan con la
pasión que pretende transmitir hacia la lectura, con recursos que tienen que
ver con la acumulación o suma de argumentos favorables para convencer al
lector.