Y ha de morir contigo el mundo mago…
Y ha de morir contigo el mundo mago
donde guarda el recuerdo
los hálitos más puros de la vida,
la blanca sombra del amor primero,
la voz que fue a tu corazón, la mano
que tú querías retener en sueños,
y todos los amores
que llegaron al alma, al hondo cielo.
¿Y nada ha de quedar del mundo tuyo,
la vieja vida en orden tuyo y nuevo?
¿Los yunques y crisoles de tu alma
trabajan para el polvo y para el
viento?
(Soledades,
Galería y otros poemas, 1907)
El poema me ha
hecho pensar sobre la vida, lo rápido que pasa y lo extraño que es pensar en lo
que pasará después de la muerte, cómo puede seguir la vida… Si la muerte es de
uno mismo, supongo que será como estar durmiendo y la vida sigue su curso, pero
si la muerte es de un ser querido, es muy triste ver que ya no vas a poder
compartir más momentos con esa persona.
Todos hemos perdido a algún ser querido y hemos sufrido por
ello, pero hay que pensar que aunque se hayan ido siguen aquí porque están en
nuestro corazón y en nuestros pensamientos y seguimos recordándoles.
El poeta habla con el tu poético a
quien quiere mucho, alguien con quien tiene un mundo mágico, un amor… y no se
resigna a que todas esas vivencias, esos sentimiento se queden en nada después
de la muerte.
Me ha conmovido cuando habla de “la voz que fue a tu corazón, la mano que tú
querías retener en sueños, y todos los amores que llegaron al alma”, me
hace pensar que esos sentimientos siempre quedarán en los recuerdos.
Yo voy soñando caminos...
Yo voy soñando caminos
de la tarde. ¡Las colinas
doradas, los verdes pinos,
las polvorientas encinas!...
¿Adónde el
camino irá?
Yo voy cantando, viajero,
a lo largo del sendero...
—La tarde cayendo está—.
“En el
corazón tenía
la espina de una pasión;
logré arrancármela un día;
ya no siento el corazón”.
Y todo el
campo un momento
se queda, mudo y sombrío,
meditando. Suena el viento
en los álamos del río.
La tarde
más se oscurece;
y el camino se serpea
y débilmente blanquea,
se enturbia y desaparece.
Mi cantar vuelve a plañir:
“Aguda espina dorada,
quién te volviera a sentir
en el corazón clavada”.
Antonio Machado, Soledades, 1902
Valoración personal
del tema y la forma.
En
cuanto a la impresión que este poema ha despertado en mí, cabría destacar la
manera tan directa que emplea el poeta para dirigirse al lector, ya que, cuando
lo he leído ha conseguido emocionarme en cierta parte, a través de cómo va
adornando el paisaje por el que va caminando, y cómo ese contexto hace que recuerde
un bonito recuerdo de su vida, cómo lo fue un amor que le dejó emocionalmente
muy marcado.
Sinceramente,
el tema que se resalta en este poema, la añoranza que despierta en nuestro ser
el amor, parece que hay determinadas ocasiones en nuestra vida, en las cuales,
por fin nos deshacemos de algo que nos afectó en el pasado y aunque muchas
veces pensemos que ese recuerdo está olvidado, de la noche a la mañana, puedes
volver a recordarlo y por lo tanto, sentir tristeza y añoranza porque te duele
más no sentir ese amor que volver a presenciarlo en ti.
Además,
en relación con los recursos literarios el que más me ha conmovido ha sido el
siguiente: “En el corazón tenía la espina de una pasión”, claramente es una
metáfora porque no se puede tener una espina de una pasión incrustada en el
corazón. Me ha emocionado porque resalta de una manera bastante emocional cómo
influyó ese amor en el poeta, quizás ese amor le resultaba doloroso pero peor
para él es en este momento haber dejado de sentir ese dolor que tanto quería.
Finalmente,
este poema nos hace reflexionar acerca de cómo el primer amor o no tiene por
qué ser el primero, deja una enorme huella en nosotros, es decir, un vacío que
a veces pensamos que nadie más llenará nunca pero que quizás, no hay que ser
ansioso en esta vida por tenerlo todo cuando lo deseamos, simplemente todo es
cuestión de tiempo, porque tal vez, aparezca cuando menos te lo esperes, es
decir, que se te clave en el corazón la espina más profunda y dolorosa, que
nunca hubieras imaginado.
Adolescencia
En el balcón, un
instante
nos quedamos los dos solos.
Desde la dulce mañana
de aquel día, éramos novios.
—El paisaje soñoliento
dormía sus vagos tonos,
bajo el cielo gris y rosa
del crepúsculo de otoño.—
Le dije que iba a besarla;
bajó, serena, los ojos
y me ofreció sus mejillas,
como quien pierde un tesoro.
—Caían las hojas muertas,
en el jardín silencioso,
y en el aire erraba aún
un perfume de heliotropos.—
nos quedamos los dos solos.
Desde la dulce mañana
de aquel día, éramos novios.
—El paisaje soñoliento
dormía sus vagos tonos,
bajo el cielo gris y rosa
del crepúsculo de otoño.—
Le dije que iba a besarla;
bajó, serena, los ojos
y me ofreció sus mejillas,
como quien pierde un tesoro.
—Caían las hojas muertas,
en el jardín silencioso,
y en el aire erraba aún
un perfume de heliotropos.—
No se atrevía a
mirarme;
le dije que éramos novios,
...y las lágrimas rodaron
de sus ojos melancólicos.
le dije que éramos novios,
...y las lágrimas rodaron
de sus ojos melancólicos.
Juan
Ramón Jiménez
Valoración personal.
Me ha gustado mucho el poema, ya que me ha transmitido
mucho amor y belleza. Además de que me siento identificada con el tema
descrito, ya que estoy en la adolescencia y también paso por estas experiencias
amorosas, eso sí, de forma muy diferente. También me siento identificada con la
chica, porque la daba vergüenza y se sonrojaba cuando la decía algo el poeta. A
mí eso de pequeña me pasaba cuando me decía algo bonito un chico porque era muy
vergonzosa.
La etapa de adolescencia, es un tiempo de experiencias,
de cambios y de aprender muchas cosas. Entre ellas está el amor, que en esta
edad es muy apasionado, experimentas nuevos sentimientos, haces locuras,
aportas y te aportan muchas cosas y creces como persona, además de aprender a
querer a una persona.
Juan Ramón Jiménez expresa muy bien ese amor juvenil, que
da una imagen de un amor cálido, de principiantes e inocente. Además de hacer
una buena descripción del paisaje que da una impresión de belleza y que estaban
en un lugar muy a gusto. Es un poema sencillo, no está muy recargado de
recursos estilísticos y formas difíciles de entender. Me ha llamado la atención
que el poeta lleve a tal extremo la carga emocional, que la chica llora de
emoción cuando le decía que eran novios.
Me parece muy sugerente e interesante la metáfora que
utiliza, al comparar la mejilla que le ofrece la chica y como baja los ojos,
con un tesoro perdido. También tiene mérito como mientras expresa su deseo de
ser su novio, describe el paisaje a la vez. Por lo que nos hace imaginarnos
mejor la situación descrita y hace el poema más interesante y bello.
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