Vivir
de lo detestable
(Elaborado
con comentarios de alumnos de otros años y del blog
En la prensa de
nuestro país reina cada vez más el negativismo a ultranza. Hay mil motivos para quejarse, para protestar, denunciar,
para condenar y bramar, casi todo marcha mal o de forma insatisfactoria cuando
no fraudulenta y criminal. Desde luego, no es para estar contentos, sino más
bien furiosos o descorazonados. Sin embargo, hay algo todavía más grave, y es
la actitud de gran parte de los periodistas, columnistas y comentaristas de
prensa, radio y televisión, porque da la impresión de que no están dispuestos a
que las cosas vayan mejor. Parece como si se sintieran muy cómodos y a salvo
instalados en la negatividad y temieran como a la peste no sólo el elogio, la
aprobación o el aplauso, sino incluso el matiz y la relatividad. Todo lo que no
sea ira y vociferación, escepticismo y desdén, les resulta blando y pobre y
seguramente hasta indigno.
En el fondo no es de extrañar: todos sabemos que es mucho
más fácil explicar por qué no nos gusta una película o un libro que explicar
por qué nos complace. Las críticas en contra son, por su propio carácter, mucho
más lúcidas, contundentes y contagiosas que las favorables. Admiten en mucho
mayor grado la exageración y la arbitrariedad y el sofisma, y admiten la
incondicionalidad. Es muy difícil estar incondicionalmente a favor de nada,
mientras que resulta sencillísimo y gratificador estar incondicionalmente en
contra de todo. Hoy en día da la impresión de que la mayoría de los
articulistas y contertulios se levantan de la cama con el ánimo ya soliviantado
y entonces miran a su alrededor para hallarle contenido a su cólera.
Javier Marías
ESQUEMA
1. Abuso
de la crítica negativa en los periodistas de hoy en día.
1.1 Cómodos con esta postura negativa.
1.2. No quieren mejorar la idea de las cosas.
2.
Explicación del porqué de esta actitud.
2.1. A todos nos resulta más fácil criticar que descubrir
lo bueno
2.2. Es más fácil exagerar y exaltarse que explicar las
cosas racionalmente
2.3. Da la sensación de que lo único que importa es la
ira y da igual el motivo.
RESUMEN
Javier
Marías desarrolla en el artículo la manera tan negativa con la que analizan la
realidad sus compañeros de profesión. Reconoce que la situación actual en el país
es mala, que los dirigentes en muchas ocasiones son irresponsables y alguno,
delincuente. Sin embargo, para él, los periodistas que se dedican a la opinión
dan la sensación, cuando analizan la actualidad, de que se sienten cómodos con
este estado de cosas y que casi preferirían que no se mejorara la situación,
para realizar su trabajo de manera más fácil. Pues, según el autor, es más
fácil criticar lo malo, que lo que se hace bien y, además, tienen más
seguidores cuando se critica que cuando se pondera algo positivamente.
TEMA
Crítica
razonada al negativismo con el que articulistas y comentaristas abordan la
situación actual de España.
ESTRUCTURA
Se trata
de un texto completo en prosa formado por dos párrafos y encabezado por un
título: “Vivir de lo detestable”, que expresa en forma de paradoja el tema
central del texto: muchos periodistas
“viven de lo detestable” pues prefieren
centrarse en los aspectos más deleznables de la sociedad, pues son los que más
“venden” y por tanto lo que más dinero dan.
Por lo
que se refiere a la estructura interna, observamos que el primer párrafo
podrían dividirse en dos partes: una primera parte que llegaría hasta la línea
7, en donde predomina un modo de elocución expositivo, pues se manifiesta el
hecho –al parecer evidente y objetivo- del predominio de la crítica negativa en
la prensa actual de nuestro país. Desde la línea 7 del primer párrafo (“Parece
como si se sintieran muy cómodos…” ) predomina ya el modo de elocución
argumentativo, pues el autor comienza a dar su opinión de forma explícita: da
la impresión de que los periodistas prefieren que las cosas vayan mal, porque
así tienen motivos para criticarlo todo.
En el
segundo párrafo, el autor reflexiona sobre el porqué este gusto por criticar,
insultar y descalificar. Cree que esto no afecta solo a los periodistas, sino
que a todos nos resulta más fácil criticar lo malo que resaltar lo bueno.
En las
tres últimas líneas, el autor enuncia lo que sería la tesis, que se presenta
como una conclusión final: “Hoy en día da la impresión de que la mayoría de los
articulistas y contertulios…”, previamente argumentada.
Puesto
que la tesis del autor se encuentra al final del texto, podemos decir que este
presenta una estructura de tipo inductivo.
ACTITUD E INTENCIONALIDAD.
Javier
Marías reflexiona sobre una de sus facetas profesionales, la de colaborador con
la prensa escrita; en concreto, analiza la actitud de sus colegas a la hora de
escribir, de los temas que eligen y de la manera de abordarlos. Lo que
parecería una reflexión objetiva se transforma nada más comenzar en una visión
subjetiva y poco autocrítica, pues la misma actitud o predisposición que
denuncia la emplea él.
La
intencionalidad parece clara. Por una parte sería dar un toque de atención a
sus colegas para que maticen más sus opiniones e incluyan aspectos más
complejos en sus análisis y para que no carguen tintas solo en lo negativo,
pues cuando se adopta esta actitud difícilmente se puede ofrecer una imagen
objetiva de la realidad.
Además,
el columnista escribe para sus lectores, a los cuales implícitamente les está
advirtiendo para que sean críticos a su vez con sus comentaristas habituales.
TIPO DE TEXTO.
Nos
encontramos con un texto de opinión de un periódico; se trata de una columna.
Desde el punto de vista periodístico, estos textos se caracterizan por ocupar
un espacio fijo en las páginas del periódico para que los lectores habituales
las lean. Suelen ser textos breves que son escritos por colaboradores fijos del
periódico que se van alternando para publicar diariamente sus colaboraciones.
Los
temas que tratan las columnas periodísticas son muy variados, no necesariamente
ligados a la realidad, -aquí precisamente es un asunto relacionado con su
propia profesión- y abordados de manera muy personal por lo cual la función del
lenguaje que predomina es la expresiva –junto a la conativa al intentar
convencer a sus lectores de que lo que se dice es cierto. La nota más
característica es el estilo personal, muy próximo al literario en cuanto a sus
recursos, que utilizan los articulistas; no en vano, la mayoría son escritores
profesionales. Sin embargo, el estilo no debe ser muy grandilocuente, pues el
propio medio donde se publica y las características pragmáticas de la columna
exige un ritmo ágil por ser un texto con pocas líneas.
En
cuanto al modo de elocución, es expositivo-argumentativo. En las primeras
líneas, cuando presenta el hecho del gusto por la crítica negativa como un
hecho objetivo, domina la exposición, y
por tanto los procedimientos lingüísticos propios de la función referencial del
lenguaje: uso de la tercera persona y de construcciones impersonales, los
verbos en indicativo.
Desde la
línea 7 el modo de elocución es argumentativo, pues reflexiona sobre esta
situación, dando argumentos sobre las
posibles causas y llegando a una
conclusión final a modo de tesis.
VALORACIÓN PERSONAL
Con ser
en líneas generales verdad las apreciaciones que realiza el autor, éstas quedan
invalidadas en gran medida por denunciar lo que él mismo realiza en su columna:
criticar.
Por el
tono y la manera en que el autor va concretando sus ideas, esa crítica parece
circunscribirse a los comentaristas y tertulianos que en distintos programas
audiovisuales y radiofónicos comentan la realidad, pero también a los
articulistas de la sección de opinión de los periódicos. Y la verdad es que no
le falta razón. Cuando se oye a los tertulianos o se lee un artículo de
opinión, lo que se resalta son los aspectos negativos; sin embargo, lo que se
echa en falta tal vez más, sea que se aborden los temas desde diferentes puntos
de vista. Y aún más, que los que opinan no se dejen llevar por sus convicciones
ideológicas, cosa difícil de encontrar en la prensa actual por estar ésta
bastante polarizada.
Por otra
parte, el argumento utilizado para justificar que es más fácil criticar, sacar
a relucir lo malo, es una opinión del columnista; no siempre es así. Cuando hay
algo que te gusta, que está bien, -los mismos ejemplos que saca a colación él
pueden servir: libro, película…- es muy fácil hablar positivamente de ellos,
explicar por qué nos han gustado y nos han despertado una pasión incondicional
que nos lleva a recomendarlos -no hay mejor propaganda que el boca a boca.
Incluso, hablar bien de algo produce más bienestar que hablar mal o criticar.
Por lo tanto, si la actitud de estos comunicadores fuera más abierta y
objetiva, probablemente encontrarían otros asuntos que comentar y puntos de
vista más amplios.
Lo que
sí es un acierto es que Javier Marías ha logrado en pocas líneas plasmar un tema
que llega a cualquier lector, y de proporcionarle unos argumentos o reflexiones
que le permitan a continuación pensar en si es cierto o no lo que afirma en el
artículo.
FUNCIONES DEL LENGUAJE
Las
funciones del lenguaje que predominan son: la expresiva y la apelativa, ya que
la visión que el autor ofrece está teñida de subjetivismo e intenta convencer
de su punto de vista a los demás. También aparece la función poética.
La
función más relevante es la expresiva pues el autor valora el trabajo y la
forma cómo enfocan los temas sus colegas de profesión. Es cierto que pretende
dar la sensación de objetividad y la expresión de las ideas se realiza con
aparente imparcialidad, ya que no aparece la primera persona y hay muchas
construcciones impersonales; mas el autor está continuamente valorando,
opinando y esto lo hace con el uso de muchos adjetivos.
La
función apelativa está presente ya que primeramente el articulista se dirige a
un lector más o menos fiel de sus columnas e intenta convencerlo de que su
punto de vista sobre el tema que aborda es el cierto. Se podría intuir que
también la intención de Javier Marías fuera un poco más lejos e intentara
cambiar la actitud de sus compañeros para que abandonaran el negativismo. En
ningún caso hay referencias explícitas en el texto de estas intenciones.
Por
último está presente la función poética ya que Marías hace uso de recursos
propios del lenguaje literario, como el polisíndeton de la línea 14: Admiten en
mucho mayor grado la exageración y la arbitrariedad y el sofisma, y admiten la
incondicionalidad; un símil en la línea 8: Temieran como a la peste no solo el
elogio…
Las tres
funciones comentadas son propias de los ensayos y de los artículos de opinión
por su estilo, que en ocasiones se aproxima al literario, y por la temática y
su forma de acercamiento a ella que en ningún caso pretende analizarla en su
totalidad. Además, está implícita la intención de influir en los lectores para
que éstos se postulen a favor de las ideas vertidas por el autor.
VALOR ESTILÍSTICO DE LOS VERBOS
El sintagma verbal, junto con el sintagma
nominal, es uno de los dos
constituyentes de la oración. Está formado por un núcleo, que es el verbo, y
por unos adyacentes que son sus complementos.
El significado verbal viene dado en el texto
mediante las formas gramaticales del verbo, que son tanto personales como no
personales. Dentro de las primeras, se observa un predominio de la tercera
persona gramatical, principalmente de singular (“reina”, “es”, “da”, “parece”,
“resulta”...), que se utiliza para plantear y argumentar la crítica que hace
sobre el tema; aunque también está presente la primera persona de plural,
“sabemos”; empleándose con una intención de complicidad, de hacer
partícipe al público de sus pensamientos. Asimismo, encontramos abundantes
formas no personales de infinitivo (“protestar”, “denunciar”, “condenar”…) y
construcciones de formas impersonales con el verbo haber (“hay”).
Según su significado, podemos clasificar
los verbos del texto en copulativos (“es”, que se repite en varias ocasiones;
“sea”, “son”, “estar”, “parece”), verbos “semicopulativos” (“resulta”), verbos
de opinión (“sabemos”, “gusta”, “temieran”, “sintieran”…), verbos de acción
(“se levantan”, “miran”, “vayan”…), verbos de habla (“explicar”, “bramar”…).
El uso
de estos verbos está determinado por el tipo de texto (de opinión,
argumentativo) y el tema (la crítica en los medios de comunicación)
Por otro
lado, predominan los tiempos verbales en presente de indicativo (“reina”,
“marcha”, “es”, “da”, “sabemos”, “gusta”, “complace”, “son”, “admiten”,
“miran”…), para expresar y manifestar su opinión sobre la realidad del tema que
argumenta. El modo indicativo, nos presenta la acción de forma denotativa, con
la construcción de enunciados independientes. Este modo verbal es propio de los
textos narrativos y de los discursos históricos, pero también del género
periodístico al que pertenece el texto que estamos analizando, cuando se
pretende dar una visión objetiva e imparcial de la realidad referida. El
presente de indicativo es una forma verbal no marcada en cuanto al tiempo, no
indica pasado, ni futuro…, por lo que admite valores desplazados. Su aspecto es
imperfectivo. Podríamos señalar que se trata de un presente cuyos verbos tiene
un valor durativo-descriptivo porque el autor manifiesta una acción o
circunstancias, que bajo su punto de vista, están sucediendo en el momento que
las argumenta en la prensa española pero
que ya se producían antes y se producirán después.
Pero
también hay presencia del presente de subjuntivo (“vayan”, “resulta”, “sea”) y
del pretérito imperfecto de subjuntivo (“sintieran”, “temieran”), para acciones
que el autor piensa que comenzaron en el pasado pero que aún perduran, para
suponer y considerar lo que piensan los periodistas sobre las críticas. Por
otro lado, el uso de la forma en –“ra” (“sintie-ran”, “temie-ran”) del
pretérito imperfecto de subjuntivo es un arcaísmo o un dialectalismo del
español de zonas leonesas y gallegas, que hoy en día es muy frecuente en el
lenguaje periodístico. El subjuntivo es el modo de la subjetividad,
característico de la función expresiva del lenguaje, de la irrealidad, del deseo, de la duda; por lo que
indica ambigüedad, pudiendo referirse tanto a presente, pasado como futuro;
pero en este caso los verbos se refieren al presente. Además, es el modo de las
estructuras elaboradas y complejas, de las proposiciones subordinadas, es el
modo propio del lenguaje culto.
Respecto a las formas verbales no
personales, que expresan el significado léxico y gramatical del verbo
matizándolo temporal y aspectualmente, se utilizan en el texto diversos
infinitivos (“bramar”, “explicar”, “estar”, “extrañar”, “quejarse”…), que
carecen de morfemas que expresen número y persona; además de no expresar ningún
tiempo, lo que supone un mayor grado de
abstracción, generalización y distanciamiento. Los infinitivos, que tienen
aspecto imperfectivo, se comportan sintácticamente como un nombre, sin dejar de
ser verbos. En el texto, la mayor parte de los infinitivos constituyen proposiciones
subordinadas dentro de una oración compleja,
como es el caso de los infinitivos que en el texto introducen
proposiciones adverbiales finales para expresar las causas por las que podemos
estar descontentos en España: “Hay mil motivos para quejarse, para protestar,
denunciar, para condenar y bramar”.
VALOR ESTILÍSTICO DE LOS ADJETIVOS DEL FRAGMENTO
Encontramos
en el texto numerosos adjetivos que presentan en general las siguientes
características: los que más predominan son los que aparecen en el sintagma
verbal; y los que funcionan como complemento del nombre son casi todos
explicativos, con lo cual podemos sacar una primera conclusión relacionada con
la cantidad y con la clase de adjetivos y es que el texto es muy subjetivo.
He aquí
algunos ejemplos de estos usos.
-Adjetivos
que funcionan como atributos en construcciones de predicado nominal: l. 4, no
es para estar contentos, sino más bien furiosos o descorazonados; 6/7 …da la
sensación de que no están dispuestos a que…; 12 es mucho más fácil…; 13 las
críticas son mucho más lúcidas, contundentes y contagiosas; 16 Es muy difícil…
-Adjetivos
que funcionan como complementos predicativos en construcciones de predicado
verbal: 7 parece como si se sintieran muy cómodos, 10 les resulta blando y
pobre y seguramente hasta indigno; 17 resulta sencillísimo y gratificador…
La
presencia de estructuras verbales atributivas o predicativas con complementos
predicativos son propias de los discursos argumentativos.
Adjetivos
explicativos valorativos: 3 forma insatisfactoria cuando no fraudulenta y
criminal, 5 algo todavía más grave; 19 se levantan con el ánimo ya
soliviantado…
A todo
lo anterior hay que añadir que los adjetivos están modificados por adverbios
cuantificadores que acrecientan más el carácter subjetivo y valorativo. Lo
mismo podemos decir del uso del superlativo en el adjetivo de la línea 17
sencillísimo.
Por
consiguiente, el uso que realiza de los adjetivos está relacionado con la
subjetividad propia de un artículo de opinión. Con ellos el autor expresa su
punto de vista y valora distintos aspectos. En general, estos adjetivos son
modificados por adverbios de cantidad o de modo, que ya es síntoma de que está
valorando. Otra característica es la acumulación de los mismos, tanto en
construcciones atributivas y predicativas, como cuando los adjetivos se
refieren a un nombre y son explicativos.
FIGURAS RETÓRICAS
Aunque se trata de un texto no literario,
podemos observar la presencia de la función poética mediante el uso de varios
recursos estilísticos para dar mayor intensidad y viveza al tema que se
argumenta. Así, encontramos personificaciones para atribuir cualidades propias
de las personas a “seres” inanimados: “… reina cada vez más el negativismo…”
(línea 1), para referirse a la actitud que impera en la prensa española; “…casi
todo marcha mal…” (línea 2), con la intención de señalar que las cosas no
funcionan bien en España, pero la característica de “marchar” la poseen las
personas, no algo indefinido o inanimado. Mediante el empleo de este recurso el
autor pone sus pensamientos y sensaciones al servicio de la imaginación, la
fantasía o la idealización.
También se emplea la hipérbole: “…mil
motivos para quejarse…” (línea 1). Mediante esta exageración manifiesta una
realidad de forma exagerada con la intención de enfatizar los muchos motivos
que existen en España para protestar, denunciar, quejarse…, en la prensa.
Otro recurso que se observa es la
enumeración de términos: “quejarse, protestar, denunciar, condenar y bramar”
(línea 2), referidos a los motivos negativos para no estar contentos o
satisfechos en España; “periodistas, columnistas y comentaristas” (línea 4),
para hacer referencia a las personas que viven
de los medios de comunicación; “prensa, radio y televisión”, términos
que hacen referencia al campo semántico de los medios de comunicación; “…ira y
vociferación, escepticismo y desdén” (líneas 7-8), para hacer referencia a
algunas de las características que predominan en los medios de comunicación;
“…la exageración y la arbitrariedad, el sofisma y …la incondicionalidad…”
(líneas 11-12), con estos términos se señalan las características que admiten
las críticas negativas.
Dentro de estas enumeraciones se aprecia la
utilización del polisíndeton y del asíndeton. El primero supone la repetición de la conjunción “y”,
sintácticamente no necesario; aportando lentitud, solemnidad y enfatización de
los términos. El asíndeton, que supone la falta de conjunciones, expresa acción
rápida y da viveza y agilidad al texto.
También está presente el símil para
comparar términos que el autor considera que tienen alguna relación y así
intensificar sus cualidades: “…temieran como a la peste…” (línea 6), referido a
los periodistas, columnistas o comentaristas que tienen tanto miedo o pavor a
hacer críticas bajo un punto de vista positivo como a la peste.
Otro recurso en el texto es la antítesis,
anteponiendo dos términos para intensificar la diferencia entre críticas negativas
y críticas favorables: “…es mucho más fácil…” (línea 9), “Es muy difícil estar incondicionalmente a
favor de nada…” (línea 12), “…resulta sencillísimo…estar incondicionalmente en
contra de todo” (línea 13).
Entre las líneas 12 y 13 se observa un
paralelismo sintáctico en el que se repiten estructuras para intensificar una
ordenación de sus pensamientos, aportar un ritmo fónico y dar claridad a las ideas del autor: “estar
incondicionalmente a favor de nada”, “estar incondicionalmente en contra de
todo”.
Además, aparecen algunas reduplicaciones de
términos: “Admiten en mucho…” (línea 11), “…admiten la…” (línea 12); “…estar
incondicionalmente a…” (línea 12), “…estar incondicionalmente en…” (línea 13);
“…resulta blando…” (línea 8), “…resulta sencillísimo…” (línea 13). Con estas
repeticiones se aporta mayor intensidad expresiva al texto en torno al
significado de las palabras que se repiten.
Mediante el hipérbaton se altera el orden
sintáctico de los elementos de las proposiciones, se destaca lo que se pone en
primer lugar, pero también se altera el orden rítmico y acentual como se puede
observar en los siguientes ejemplos: “En la prensa de nuestro país reina cada
vez más el negativismo a ultranza” (línea 1). El orden lógico sería: “El negativismo
reina a ultranza cada vez más en la prensa de nuestro país”; “…por qué no nos
gusta una película o un libro…” (líneas 9-10), cuyo orden lógico sería: “ por
qué una película o un libro no nos gusta”.
Me
faltan adjetivos: magnífico
SINTAXIS
“Hoy en día da la
impresión de que la mayoría de los articulistas y contertulios se levantan de
la cama con el ánimo ya soliviantado y entonces miran a su alrededor para
hallarle contenido a su cólera.”
P1- Hoy
en día da la impresión (principal)
P2- De que la mayoría de los articulistas y
contertulios se levantan de la cama con el ánimo ya soliviantado (subordinada
sustantiva CN de “impresión” dentro
de P1)
P3- Y (de que) entonces miran a su
alrededor (coordinada copulativa con P1 con el nexo “y”, también subordinada
sustantiva CN dentro de P1, como la proposición anterior )
P4- para hallarle contenido a su cólera
(Subordinada adverbial final de P3)
Nos
encontramos con una oración con cuatro núcleos verbales y por tanto cuatro
proposiciones de las cuales P1 es la proposición principal y de ella dependen
las demás proposiciones. P2 es una subordinada sustantiva de CN de P1 cuyo
verbo es “se levantan”. P3 es una coordinada copulativa a P2 y realizaría la
misma función que ésta; el nexo “de que” no aparece, pero se sobreentendería.
Finalmente P4 es una subordinada adverbial final de P3 cuyo verbo es el infinitivo “hallarle”.
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