jueves, 24 de enero de 2019

VIVIR DE LO DETESTABLE. COMENTARIO MODELO CON PREGUNTAS DE LENGUA


Vivir de lo detestable

(Elaborado con comentarios de alumnos de otros años y del blog  

 En la prensa de nuestro país reina cada vez más el negativismo a ultranza. Hay mil motivos  para quejarse, para protestar, denunciar, para condenar y bramar, casi todo marcha mal o de forma insatisfactoria cuando no fraudulenta y criminal. Desde luego, no es para estar contentos, sino más bien furiosos o desco­razonados. Sin embargo, hay algo todavía más grave, y es la actitud de gran parte de los periodistas, columnistas y comentaristas de prensa, radio y televisión, porque da la impresión de que no están dispuestos a que las cosas vayan mejor. Parece como si se sintieran muy cómodos y a salvo instalados en la negatividad y temieran como a la peste no sólo el elogio, la aprobación o el aplauso, sino incluso el matiz y la relatividad. Todo lo que no sea ira y vociferación, escepticismo y desdén, les resulta blando y pobre y seguramente hasta indigno.
En el fondo no es de extrañar: todos sabemos que es mucho más fácil explicar por qué no nos gusta una película o un libro que explicar por qué nos complace. Las críticas en contra son, por su propio carácter, mucho más lúcidas, contundentes y contagiosas que las favorables. Admiten en mucho mayor grado la exageración y la arbitrariedad y el sofisma, y admiten la incondicionalidad. Es muy difícil estar incondicionalmente a favor de nada, mientras que resulta sencillísimo y gratificador estar incondicionalmente en contra de todo. Hoy en día da la impresión de que la mayoría de los articulistas y contertulios se levantan de la cama con el ánimo ya soliviantado y entonces miran a su alrededor para hallarle contenido a su cólera.
Javier Marías

ESQUEMA
1. Abuso de la crítica negativa en los periodistas de hoy en día.
1.1 Cómodos con esta postura negativa.
1.2. No quieren mejorar la idea de las cosas.
2. Explicación del porqué de esta actitud.
2.1. A todos nos resulta más fácil criticar que descubrir lo bueno
2.2. Es más fácil exagerar y exaltarse que explicar las cosas racionalmente
2.3. Da la sensación de que lo único que importa es la ira y da igual el motivo.

RESUMEN
Javier Marías desarrolla en el artículo la manera tan negativa con la que analizan la realidad sus compañeros de profesión. Reconoce que la situación actual en el país es mala, que los dirigentes en muchas ocasiones son irresponsables y alguno, delincuente. Sin embargo, para él, los periodistas que se dedican a la opinión dan la sensación, cuando analizan la actualidad, de que se sienten cómodos con este estado de cosas y que casi preferirían que no se mejorara la situación, para realizar su trabajo de manera más fácil. Pues, según el autor, es más fácil criticar lo malo, que lo que se hace bien y, además, tienen más seguidores cuando se critica que cuando se pondera algo positivamente.

TEMA
Crítica razonada al negativismo con el que articulistas y comentaristas abordan la situación actual de España.

ESTRUCTURA
Se trata de un texto completo en prosa formado por dos párrafos y encabezado por un título: “Vivir de lo detestable”, que expresa en forma de paradoja el tema central del texto:  muchos periodistas “viven de lo detestable” pues  prefieren centrarse en los aspectos más deleznables de la sociedad, pues son los que más “venden” y por tanto lo que más dinero dan.
Por lo que se refiere a la estructura interna, observamos que el primer párrafo podrían dividirse en dos partes: una primera parte que llegaría hasta la línea 7, en donde predomina un modo de elocución expositivo, pues se manifiesta el hecho –al parecer evidente y objetivo- del predominio de la crítica negativa en la prensa actual de nuestro país. Desde la línea 7 del primer párrafo (“Parece como si se sintieran muy cómodos…” ) predomina ya el modo de elocución argumentativo, pues el autor comienza a dar su opinión de forma explícita: da la impresión de que los periodistas prefieren que las cosas vayan mal, porque así tienen motivos para criticarlo todo.
En el segundo párrafo, el autor reflexiona sobre el porqué este gusto por criticar, insultar y descalificar. Cree que esto no afecta solo a los periodistas, sino que a todos nos resulta más fácil criticar lo malo que resaltar lo bueno.
En las tres últimas líneas, el autor enuncia lo que sería la tesis, que se presenta como una conclusión final: “Hoy en día da la impresión de que la mayoría de los articulistas y contertulios…”, previamente argumentada.
Puesto que la tesis del autor se encuentra al final del texto, podemos decir que este presenta una estructura de tipo inductivo.


ACTITUD E INTENCIONALIDAD.
Javier Marías reflexiona sobre una de sus facetas profesionales, la de colaborador con la prensa escrita; en concreto, analiza la actitud de sus colegas a la hora de escribir, de los temas que eligen y de la manera de abordarlos. Lo que parecería una reflexión objetiva se transforma nada más comenzar en una visión subjetiva y poco autocrítica, pues la misma actitud o predisposición que denuncia la emplea él.
La intencionalidad parece clara. Por una parte sería dar un toque de atención a sus colegas para que maticen más sus opiniones e incluyan aspectos más complejos en sus análisis y para que no carguen tintas solo en lo negativo, pues cuando se adopta esta actitud difícilmente se puede ofrecer una imagen objetiva de la realidad.
Además, el columnista escribe para sus lectores, a los cuales implícitamente les está advirtiendo para que sean críticos a su vez con sus comentaristas habituales.

TIPO DE TEXTO.
Nos encontramos con un texto de opinión de un periódico; se trata de una columna. Desde el punto de vista periodístico, estos textos se caracterizan por ocupar un espacio fijo en las páginas del periódico para que los lectores habituales las lean. Suelen ser textos breves que son escritos por colaboradores fijos del periódico que se van alternando para publicar diariamente sus colaboraciones.
Los temas que tratan las columnas periodísticas son muy variados, no necesariamente ligados a la realidad, -aquí precisamente es un asunto relacionado con su propia profesión- y abordados de manera muy personal por lo cual la función del lenguaje que predomina es la expresiva –junto a la conativa al intentar convencer a sus lectores de que lo que se dice es cierto. La nota más característica es el estilo personal, muy próximo al literario en cuanto a sus recursos, que utilizan los articulistas; no en vano, la mayoría son escritores profesionales. Sin embargo, el estilo no debe ser muy grandilocuente, pues el propio medio donde se publica y las características pragmáticas de la columna exige un ritmo ágil por ser un texto con pocas líneas.
En cuanto al modo de elocución, es expositivo-argumentativo. En las primeras líneas, cuando presenta el hecho del gusto por la crítica negativa como un hecho objetivo,  domina la exposición, y por tanto los procedimientos lingüísticos propios de la función referencial del lenguaje: uso de la tercera persona y de construcciones impersonales, los verbos en indicativo.
Desde la línea 7 el modo de elocución es argumentativo, pues reflexiona sobre esta situación, dando  argumentos sobre las posibles causas  y llegando a una conclusión final a modo de tesis.



VALORACIÓN PERSONAL
Con ser en líneas generales verdad las apreciaciones que realiza el autor, éstas quedan invalidadas en gran medida por denunciar lo que él mismo realiza en su columna: criticar.
Por el tono y la manera en que el autor va concretando sus ideas, esa crítica parece circunscribirse a los comentaristas y tertulianos que en distintos programas audiovisuales y radiofónicos comentan la realidad, pero también a los articulistas de la sección de opinión de los periódicos. Y la verdad es que no le falta razón. Cuando se oye a los tertulianos o se lee un artículo de opinión, lo que se resalta son los aspectos negativos; sin embargo, lo que se echa en falta tal vez más, sea que se aborden los temas desde diferentes puntos de vista. Y aún más, que los que opinan no se dejen llevar por sus convicciones ideológicas, cosa difícil de encontrar en la prensa actual por estar ésta bastante polarizada.
Por otra parte, el argumento utilizado para justificar que es más fácil criticar, sacar a relucir lo malo, es una opinión del columnista; no siempre es así. Cuando hay algo que te gusta, que está bien, -los mismos ejemplos que saca a colación él pueden servir: libro, película…- es muy fácil hablar positivamente de ellos, explicar por qué nos han gustado y nos han despertado una pasión incondicional que nos lleva a recomendarlos -no hay mejor propaganda que el boca a boca. Incluso, hablar bien de algo produce más bienestar que hablar mal o criticar. Por lo tanto, si la actitud de estos comunicadores fuera más abierta y objetiva, probablemente encontrarían otros asuntos que comentar y puntos de vista más amplios.
Lo que sí es un acierto es que Javier Marías ha logrado en pocas líneas plasmar un tema que llega a cualquier lector, y de proporcionarle unos argumentos o reflexiones que le permitan a continuación pensar en si es cierto o no lo que afirma en el artículo. 

FUNCIONES DEL LENGUAJE
Las funciones del lenguaje que predominan son: la expresiva y la apelativa, ya que la visión que el autor ofrece está teñida de subjetivismo e intenta convencer de su punto de vista a los demás. También aparece la función poética.
La función más relevante es la expresiva pues el autor valora el trabajo y la forma cómo enfocan los temas sus colegas de profesión. Es cierto que pretende dar la sensación de objetividad y la expresión de las ideas se realiza con aparente imparcialidad, ya que no aparece la primera persona y hay muchas construcciones impersonales; mas el autor está continuamente valorando, opinando y esto lo hace con el uso de muchos adjetivos.
La función apelativa está presente ya que primeramente el articulista se dirige a un lector más o menos fiel de sus columnas e intenta convencerlo de que su punto de vista sobre el tema que aborda es el cierto. Se podría intuir que también la intención de Javier Marías fuera un poco más lejos e intentara cambiar la actitud de sus compañeros para que abandonaran el negativismo. En ningún caso hay referencias explícitas en el texto de estas intenciones.
Por último está presente la función poética ya que Marías hace uso de recursos propios del lenguaje literario, como el polisíndeton de la línea 14: Admiten en mucho mayor grado la exageración y la arbitrariedad y el sofisma, y admiten la incondicionalidad; un símil en la línea 8: Temieran como a la peste no solo el elogio…
Las tres funciones comentadas son propias de los ensayos y de los artículos de opinión por su estilo, que en ocasiones se aproxima al literario, y por la temática y su forma de acercamiento a ella que en ningún caso pretende analizarla en su totalidad. Además, está implícita la intención de influir en los lectores para que éstos se postulen a favor de las ideas vertidas por el autor.

VALOR ESTILÍSTICO DE LOS VERBOS
    El sintagma verbal, junto con el sintagma nominal, es uno de los  dos constituyentes de la oración. Está formado por un núcleo, que es el verbo, y por unos adyacentes que son sus complementos.
    El significado verbal viene dado en el texto mediante las formas gramaticales del verbo, que son tanto personales como no personales. Dentro de las primeras, se observa un predominio de la tercera persona gramatical, principalmente de singular (“reina”, “es”, “da”, “parece”, “resulta”...), que se utiliza para plantear y argumentar la crítica que hace sobre el tema; aunque también está presente la primera persona de plural, “sabemos”;  empleándose  con una intención de complicidad, de hacer partícipe al público de sus pensamientos. Asimismo, encontramos abundantes formas no personales de infinitivo (“protestar”, “denunciar”, “condenar”…) y construcciones de formas impersonales con el verbo haber (“hay”).
    Según su significado, podemos clasificar los verbos del texto en copulativos (“es”, que se repite en varias ocasiones; “sea”, “son”, “estar”, “parece”), verbos “semicopulativos” (“resulta”), verbos de opinión (“sabemos”, “gusta”, “temieran”, “sintieran”…), verbos de acción (“se levantan”, “miran”, “vayan”…), verbos de habla (“explicar”, “bramar”…).
El uso de estos verbos está determinado por el tipo de texto (de opinión, argumentativo) y el tema (la crítica en los medios de comunicación)
Por otro lado, predominan los tiempos verbales en presente de indicativo (“reina”, “marcha”, “es”, “da”, “sabemos”, “gusta”, “complace”, “son”, “admiten”, “miran”…), para expresar y manifestar su opinión sobre la realidad del tema que argumenta. El modo indicativo, nos presenta la acción de forma denotativa, con la construcción de enunciados independientes. Este modo verbal es propio de los textos narrativos y de los discursos históricos, pero también del género periodístico al que pertenece el texto que estamos analizando, cuando se pretende dar una visión objetiva e imparcial de la realidad referida. El presente de indicativo es una forma verbal no marcada en cuanto al tiempo, no indica pasado, ni futuro…, por lo que admite valores desplazados. Su aspecto es imperfectivo. Podríamos señalar que se trata de un presente cuyos verbos tiene un valor durativo-descriptivo porque el autor manifiesta una acción o circunstancias, que bajo su punto de vista, están sucediendo en el momento que las  argumenta en la prensa española pero que ya se producían antes y se producirán después.
Pero también hay presencia del presente de subjuntivo (“vayan”, “resulta”, “sea”) y del pretérito imperfecto de subjuntivo (“sintieran”, “temieran”), para acciones que el autor piensa que comenzaron en el pasado pero que aún perduran, para suponer y considerar lo que piensan los periodistas sobre las críticas. Por otro lado, el uso de la forma en –“ra” (“sintie-ran”, “temie-ran”) del pretérito imperfecto de subjuntivo es un arcaísmo o un dialectalismo del español de zonas leonesas y gallegas, que hoy en día es muy frecuente en el lenguaje periodístico. El subjuntivo es el modo de la subjetividad, característico de la función expresiva del lenguaje, de la  irrealidad, del deseo, de la duda; por lo que indica ambigüedad, pudiendo referirse tanto a presente, pasado como futuro; pero en este caso los verbos se refieren al presente. Además, es el modo de las estructuras elaboradas y complejas, de las proposiciones subordinadas, es el modo propio del lenguaje culto.
    Respecto a las formas verbales no personales, que expresan el significado léxico y gramatical del verbo matizándolo temporal y aspectualmente, se utilizan en el texto diversos infinitivos (“bramar”, “explicar”, “estar”, “extrañar”, “quejarse”…), que carecen de morfemas que expresen número y persona; además de no expresar ningún tiempo,   lo que supone un mayor grado de abstracción, generalización y distanciamiento. Los infinitivos, que tienen aspecto imperfectivo, se comportan sintácticamente como un nombre, sin dejar de ser verbos. En el texto, la mayor parte de los infinitivos constituyen proposiciones subordinadas dentro de una oración compleja,  como es el caso de los infinitivos que en el texto introducen proposiciones adverbiales finales para expresar las causas por las que podemos estar descontentos en España: “Hay mil motivos para quejarse, para protestar, denunciar, para condenar y bramar”.

VALOR ESTILÍSTICO DE LOS ADJETIVOS DEL FRAGMENTO
Encontramos en el texto numerosos adjetivos que presentan en general las siguientes características: los que más predominan son los que aparecen en el sintagma verbal; y los que funcionan como complemento del nombre son casi todos explicativos, con lo cual podemos sacar una primera conclusión relacionada con la cantidad y con la clase de adjetivos y es que el texto es muy subjetivo.
He aquí algunos ejemplos de estos usos.
-Adjetivos que funcionan como atributos en construcciones de predicado nominal: l. 4, no es para estar contentos, sino más bien furiosos o descorazonados; 6/7 …da la sensación de que no están dispuestos a que…; 12 es mucho más fácil…; 13 las críticas son mucho más lúcidas, contundentes y contagiosas; 16 Es muy difícil…
-Adjetivos que funcionan como complementos predicativos en construcciones de predicado verbal: 7 parece como si se sintieran muy cómodos, 10 les resulta blando y pobre y seguramente hasta indigno; 17 resulta sencillísimo y gratificador…
La presencia de estructuras verbales atributivas o predicativas con complementos predicativos son propias de los discursos argumentativos.
Adjetivos explicativos valorativos: 3 forma insatisfactoria cuando no fraudulenta y criminal, 5 algo todavía más grave; 19 se levantan con el ánimo ya soliviantado…
A todo lo anterior hay que añadir que los adjetivos están modificados por adverbios cuantificadores que acrecientan más el carácter subjetivo y valorativo. Lo mismo podemos decir del uso del superlativo en el adjetivo de la línea 17 sencillísimo.
Por consiguiente, el uso que realiza de los adjetivos está relacionado con la subjetividad propia de un artículo de opinión. Con ellos el autor expresa su punto de vista y valora distintos aspectos. En general, estos adjetivos son modificados por adverbios de cantidad o de modo, que ya es síntoma de que está valorando. Otra característica es la acumulación de los mismos, tanto en construcciones atributivas y predicativas, como cuando los adjetivos se refieren a un nombre y son explicativos.

FIGURAS RETÓRICAS 
    Aunque se trata de un texto no literario, podemos observar la presencia de la función poética mediante el uso de varios recursos estilísticos para dar mayor intensidad y viveza al tema que se argumenta. Así, encontramos personificaciones para atribuir cualidades propias de las personas a “seres” inanimados: “… reina cada vez más el negativismo…” (línea 1), para referirse a la actitud que impera en la prensa española; “…casi todo marcha mal…” (línea 2), con la intención de señalar que las cosas no funcionan bien en España, pero la característica de “marchar” la poseen las personas, no algo indefinido o inanimado. Mediante el empleo de este recurso el autor pone sus pensamientos y sensaciones al servicio de la imaginación, la fantasía o la idealización.
    También se emplea la hipérbole: “…mil motivos para quejarse…” (línea 1). Mediante esta exageración manifiesta una realidad de forma exagerada con la intención de enfatizar los muchos motivos que existen en España para protestar, denunciar, quejarse…, en la prensa.
    Otro recurso que se observa es la enumeración de términos: “quejarse, protestar, denunciar, condenar y bramar” (línea 2), referidos a los motivos negativos para no estar contentos o satisfechos en España; “periodistas, columnistas y comentaristas” (línea 4), para hacer referencia a las personas que viven  de los medios de comunicación; “prensa, radio y televisión”, términos que hacen referencia al campo semántico de los medios de comunicación; “…ira y vociferación, escepticismo y desdén” (líneas 7-8), para hacer referencia a algunas de las características que predominan en los medios de comunicación; “…la exageración y la arbitrariedad, el sofisma y …la incondicionalidad…” (líneas 11-12), con estos términos se señalan las características que admiten las críticas negativas.
    Dentro de estas enumeraciones se aprecia la utilización del polisíndeton y del asíndeton. El primero  supone la repetición de la conjunción “y”, sintácticamente no necesario; aportando lentitud, solemnidad y enfatización de los términos. El asíndeton, que supone la falta de conjunciones, expresa acción rápida y da viveza y agilidad al texto.
    También está presente el símil para comparar términos que el autor considera que tienen alguna relación y así intensificar sus cualidades: “…temieran como a la peste…” (línea 6), referido a los periodistas, columnistas o comentaristas que tienen tanto miedo o pavor a hacer críticas bajo un punto de vista positivo como a la peste.
    Otro recurso en el texto es la antítesis, anteponiendo dos términos para intensificar la diferencia entre críticas negativas y críticas favorables: “…es mucho más fácil…” (línea 9),  “Es muy difícil estar incondicionalmente a favor de nada…” (línea 12), “…resulta sencillísimo…estar incondicionalmente en contra de todo” (línea 13).
    Entre las líneas 12 y 13 se observa un paralelismo sintáctico en el que se repiten estructuras para intensificar una ordenación de sus pensamientos, aportar un ritmo fónico y  dar claridad a las ideas del autor: “estar incondicionalmente a favor de nada”, “estar incondicionalmente en contra de todo”.
    Además, aparecen algunas reduplicaciones de términos: “Admiten en mucho…” (línea 11), “…admiten la…” (línea 12); “…estar incondicionalmente a…” (línea 12), “…estar incondicionalmente en…” (línea 13); “…resulta blando…” (línea 8), “…resulta sencillísimo…” (línea 13). Con estas repeticiones se aporta mayor intensidad expresiva al texto en torno al significado de las palabras que se repiten.
    Mediante el hipérbaton se altera el orden sintáctico de los elementos de las proposiciones, se destaca lo que se pone en primer lugar, pero también se altera el orden rítmico y acentual como se puede observar en los siguientes ejemplos: “En la prensa de nuestro país reina cada vez más el negativismo a ultranza” (línea 1). El orden lógico sería: “El negativismo reina a ultranza cada vez más en la prensa de nuestro país”; “…por qué no nos gusta una película o un libro…” (líneas 9-10), cuyo orden lógico sería: “ por qué una película o un libro no nos gusta”.
Me faltan adjetivos: magnífico

 SINTAXIS
 “Hoy en día da la impresión de que la mayoría de los articulistas y contertulios se levantan de la cama con el ánimo ya soliviantado y entonces miran a su alrededor para hallarle contenido a su cólera.”

P1- Hoy en día da la impresión (principal)
    P2- De que la mayoría de los articulistas y contertulios se levantan de la cama con el ánimo ya soliviantado (subordinada sustantiva  CN de “impresión” dentro de  P1)
    P3- Y (de que) entonces miran a su alrededor (coordinada copulativa con P1 con el nexo “y”, también subordinada sustantiva CN dentro de P1, como la proposición anterior )
        P4- para hallarle contenido a su cólera (Subordinada adverbial final de P3)

Nos encontramos con una oración con cuatro núcleos verbales y por tanto cuatro proposiciones de las cuales P1 es la proposición principal y de ella dependen las demás proposiciones. P2 es una subordinada sustantiva de CN de P1 cuyo verbo es “se levantan”. P3 es una coordinada copulativa a P2 y realizaría la misma función que ésta; el nexo “de que” no aparece, pero se sobreentendería. Finalmente P4 es una subordinada adverbial final  de P3 cuyo verbo es  el infinitivo “hallarle”.


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