miércoles, 25 de marzo de 2015

LA TENTACIÓN DE LO IMPOSIBLE, VARGAS LLOSA



El invierno, en el internado del Colegio Militar Leoncio Prado, de Lima, ese año de 1950, era húmedo y ceniciento, la rutina atontadora y la vida algo infeliz. Las aventuras de Jean Valjean, la obstinación de sabueso de Javert, la simpatía de Gavroche, el heroísmo de Enjolras, borraban la hostilidad del mundo y mudaban la depresión en entusiasmo en esas horas de lectura robadas a las clases y a la instrucción, que me trasladaban a un universo de flamígeros extremos en la desdicha, en el amor, en el coraje, en la alegría, en la vileza. La revolución, la santidad, el sacrificio, la cárcel, el crimen, hombres superhombres, vírgenes o putas, santas o perversas, una humanidad atenta al gesto, a la eufonía, a la metáfora. Era un gran refugio huir allí: la vida espléndida de la ficción daba fuerzas para soportar la vida verdadera. Pero la riqueza de la literatura hacía también que la realidad real se empobreciera. (…)
¿Nos hace mejores o peores incorporar a nuestra vida la ficción, tratar de incrustarla en la historia? Es difícil saber si las mentiras que urde la imaginación ayudan al hombre a vivir o contribuyen a su infortunio al revelarle el abismo entre la realidad y el sueño, si adormecen su voluntad o lo inducen a actuar. Hace algunos siglos, a un manchego cincuentón, las novelas a que era tan aficionado le enajenaron la percepción de la realidad y lo lanzaron al mundo —que él creía igual al de las 20 ficciones— en pos de honor, gloria y aventura, con el resultado que sabemos. Sin embargo, las burlas y desventuras que padeció Alonso Quijano por culpa de las novelas, no lo han hecho un personaje digno de conmiseración.

Por el contrario, en su imposible designio de vivir la ficción, de modelar la realidad en concierto con su fantasía, el personaje de Cervantes fijó un paradigma de generosidad e idealismo a la especie humana. Sin llegar a los extremos de Alonso Quijano, es posible que las novelas inoculen también en nosotros una insatisfacción de lo existente, un apetito de irrealidad que influya en nuestras vidas de la manera más diversa y ayude a moverse a la humanidad. Si llevamos tantos siglos escribiendo y leyendo ficciones, por algo será. Yo sé que aquel invierno del año 50, con uniforme, garúa y neblina, en lo alto del acantilado de La Perla, gracias a Los Miserables la vida fue para mí mucho menos miserable.

Mario Vargas Llosa.
La tentación de lo imposible, Alfaguara, 2004

  1. Resumen (1 p.)
  2. Comentario crítico: tema central, estructura, tipo de texto, actitud e intencionalidad, valoración personal. (3 p.)
  3. Analiza las funciones del lenguaje predominantes, justificándolas con los procedimientos lingüísticos que aparezcan en el texto. (1,5 p.)
  4. Análisis sintáctico global (redactado): Es posible que las novelas inoculen en nosotros una insatisfacción de lo existente que influya en nuestras vidas y ayude a moverse a la humanidad. (1,5 p.)
  5. Explica el significado contextual de las siguientes palabras y expresiones: rutina  – obstinación - flamígeros extremos – vileza - paradigma (1,5)
  6. Comenta los recursos literarios utilizados, definiéndolos y explicando en cada cao su valor expresivo. (1,5 p.)


Fecha límite de entrega: jueves, 2 de abril


COMENTARIO MODELO RESUELTO


1.      Resumen
Vargas Llosa recuerda que la lectura de novelas le hacía más llevadera la  vida monótona y hostil del internado militar en donde estudió de adolescente. La literatura puede usarse como medio de escape de la realidad, ya que nos muestra un mundo ideal, lleno de contrastes y emociones. Sin embargo, al comparar la realidad con la ficción, puede ocurrir que se destaque lo imperfecta que es aquella. No es fácil saber si utilizar la ficción para abstraerse de la realidad es bueno o malo. Don Quijote llegó a confundir la realidad con la ficción y se volvió loco; sin embargo, también se le ha tomado como modelo de idealismo en busca de un mundo mejor. En cualquier caso, la humanidad parece necesitar de la ficción pues nunca ha prescindido de ella. En cualquier caso para Vargas Llosa, la lectura de Los miserables le hizo la vida mejor durante su estancia en el internado.

2.      Comentario crítico: tema central, tipo de texto, estructura, actitud e intencionalidad, y valoración personal.
El texto que vamos a comentar es un fragmento de La tentación de lo imposible, un ensayo de Mario Vargas Llosa publicado en 2004 en la editorial Alfaguara. El título hace referencia al deseo de alcanzar lo inalcanzable, en este caso el deseo de vivir la realidad como nos la presenta la ficción.

El tema  del texto sería la influencia de la literatura de ficción en nuestras vidas y la tesis defendida por el autor, los beneficios que nos reporta la ficción, al ayudarnos a sobrellevar la dura realidad y a tratar de mejorar el mundo.

El ensayo es un género mixto entre lo literario y lo no literario. Comparte con los textos literarios la voluntad de estilo y una presencia destacada de la función poética, sin  embargo no crea un mundo de ficción, sino que el autor habla como él mismo y reflexiona, de forma personal y subjetiva, acerca de un tema de interés general, en este caso, la influencia de la literatura en nuestras vidas. Puesto que el tema se circunscribe a las ciencias humanas, se trataría de un ensayo de tipo humanístico. En cuanto al modo de elocución predominante es el argumentativo, puesto que el autor defiende una tesis –los beneficios de la literatura en nuestras vidas- y la sostiene con argumentos con la intención de convencer a los lectores de su punto de vista. La anécdota que le sirve para introducir el tema –sus recuerdos del internado en donde se aficionó a leer- serían un fragmento narrativo, aunque quizá sería más correcto considerarlo descriptivo, pues no relata un hecho concreto, sino que más bien describe una situación prolongada: cómo era su vida durante aquellos años.

Externamente el texto está organizado en tres párrafos. La estructura interna podría dividirse también en tres partes, que no corresponderían estrictamente con cada uno de los párrafos. Entre el primer y el segundo párrafo hay un fragmento omitido.
La primera parte comprende todo el primer párrafo y funciona como introducción: Vargas Llosa pone como ejemplo su propia experiencia personal en el internado militar donde estudió durante la adolescencia, para ilustrar cómo la literatura de ficción puede ser un refugio que nos ayude a evadirnos de una realidad desagradable.
El segundo y el tercer párrafo –hasta la línea 26- conformarían el cuerpo argumentativo. Desde el principio del segundo párrafo hasta la línea 15 “…lo inducen a actuar”, el autor plantea en forma de pregunta retórica, que responde el mismo a continuación, lo que será el tema de reflexión del texto: la imposibilidad de decidir si la literatura de ficción resulta buena o mala para los seres humanos. Por una parte, nos puede ayudar a sobrellevar una realidad desagradable, aunque, por otra, nuestra realidad puede resultarnos aún más fea si la comparamos con la del mundo imaginario de los libros.
Desde la línea 15 (“Hace algunos siglos…”) hasta el final del segundo párrafo, el autor recurre a la figura de Don Quijote, que perdió la razón con los libros, como posible ejemplo de los efectos negativos de la ficción. Sin embargo en el tercer párrafo –hasta la línea 22- el autor rebate su propio argumento alegando que a Don Quijote no se le recuerda como un loco ridículo, sino como idealista que luchaba por un mundo mejor, de modo que los efectos de la literatura no hubieran sido en él tan malos.
La tesis, la postura defendida finalmente por el autor, ocuparía el final del texto, desde “Sin llegar a los extremos de Alonso Quijano…” y respondería a la pregunta que se había hacho sobre los efectos de la literatura de ficción en nuestras vidas.  El autor concluye que los efectos de la literatura sería positivos pues, como en el caso de Don Quijote, aunque no de forma tan exagerada, la literatura puede conseguir que ese deseo de conseguir un mundo ideal pueda impulsar a la humanidad luchar por cambiar las cosas y mejorar la realidad. Finalmente, para reforzar su tesis sobre los efectos benéficos de la literatura retoma la anécdota inicial de sus años de estudiante, pues indudablemente, la lectura consiguió que su vida fuera mucho mejor.
Puesto que la tesis –efectos benéficos de la literatura- se encuentra al final y la argumentación va de lo particular –una anécdota concreta- a lo general –una reflexión sobre el valor de la literatura para los seres humanos- podemos decir que el texto tiene una estructura sintetizante o inductiva. Por otra parte, el hecho de que el texto se cierre con la anécdota del principio, confiere también una forma circular, cerrada a la estructura del texto.

La actitud del autor es subjetiva: desde el principio aporta su propia experiencia personal y deja claro que está exponiendo su punto de vista sobre la literatura, a la que además se refiere de forma muy emocional, tratando de transmitir las maravillosas que para él se encierran en los libros.  La subjetividad se  relaciona con la función expresiva o emotiva del lenguaje. Muestra, además, una actitud muy reflexiva e invita al lector a reflexionar también, a hacerse la misma pegunta: “¿Nos hace mejores o peores incorporar a nuestra vida la ficción, tratar de incrustarla en la historia?” . Ese deseo de influir en el lector haciéndole partícipe de su propia opinión, se relaciona con la función conativa de la lengua. En el apartado correspondiente de este trabajo analizaremos los recursos lingüísticos que se relacionan con ambas funciones de la lengua, además de con la función poética, que se manifiesta en la voluntad de estilo que presenta el texto y que evidencia una preocupación porque el mensaje llegue de una forma artística.
Por otra parte, a pesar de la subjetividad a que nos hemos referido, el autor trata también de enfocar el tema de forma objetiva, pues da cabida en su argumentación a posibles argumentos en contra de su tesis favorable a la literatura. Evidentemente, estos argumentos contrarios a la literatura son usados para reforzar su tesis, y resultar así más convincente, pues se ocupa de que tales argumentos queden rebatidos. Esta presencia de la objetividad, se relacionaría con la función representativa del lenguaje y también nos referiremos a ella en su momento.
La intención del autor es hacer reflexionar al lector sobre las ventajas de leer historias de ficción. Vargas Llosa no pretende tanto fomentar la lectura como compartir sus reflexiones con personas  a las que ya les gusta leer, pero que puede que no se hayan parado a pensar den el por qué. La prueba de que se dirige a un público ya lector es, por una parte, el registro culto utilizado y, por otra, las referencias literarias que  supone conocidas de sus receptores; además del hecho de que el texto sea un fragmento de un ensayo literario largo publicado como en forma de libro, y no de un artículo periodístico que ha podido caer al azar en las manos de los lectores: el que se publique en un libro significa que a los lectores les ha parecido tan interesante como para comprarse el libro o sacarlo de una biblioteca. Utiliza además la primera persona del plural, con lo que establece una relación de cercanía y complicidad con los lectores.

Valoración personal (1)
Me ha resultado muy interesente la forma en que Vargas Llosa ha planteado el tema de los beneficios de la literatura. Parte de una anécdota personal, muy emotiva, en la que pone de manifiesto el poder de evasión de la literatura: la lectura como forma de escaparnos de una realidad desagradable o insulsa, y encontrar un mundo de aventura, emoción, idealismo que no podamos encontrar en la vida real. Esta función de la literatura resulta evidente y reconocible para cualquier persona aficionada a los libros, sin embargo, a continuación el autor va más allá al intentar poner de manifiesto otros posible efectos beneficiosos para la sociedad no tan evidentes, como el hacernos desear un mundo mejor y luchar por conseguirlo.
La referencia a la locura de Don Quijote por los libros me parece personalmente poco relevante: desde mi punto de vista, la literatura no acarrea ningún problema a la hora de mezclar ficción y realidad –no conozco a nadie que haya llegado a confundir ambas cosas- por e contrario, la ficción puede enseñar al individuo a ver el mundo desde distintas perspectivas y a empatizar y comprender mejor al resto de personas, ayudándole a enfrentarse  mejor con la realidad. Tampoco creo que la literatura necesite una justificación práctica, como tampoco el resto de artes, ya que su principal función es compartir los pensamientos y la vida de otras personas: caminar y respirar como ellos, emocionarnos y luchar con ellos desde la tranquilidad y seguridad de nuestro hogar, proporcionándonos un descanso a nuestros problemas y una compañía a nuestra soledad. Por otra parte, hoy en día la función de simple evasión de la realidad no la cumple solo la literatura: está claro que el ser humano necesita olvidarse de su realidad y vivir otras vidas de ficción. No todo el mundo lee, sin embargo, hay otras formas de evasión a partir de historias imaginadas por otros: el cine, la televisión o incluso los videojuegos son formas de incorporar la ficción a nuestras vidas.

Valoración personal (2)
Como ya hemos mencionado, Vargas llosa se presenta algo imparcial, ya que empieza diciendo que él mismo huía a la riquísima ficción literaria de Los Miserables para poder soportar sus días de invierno, pero a la vez menciona que esto hacía que el mundo real que pisamos cada día se hiciera aún más mísero y pobre. A continuación formula la gran pregunta con sus palabras “¿nos ayuda crear en nuestra imaginación un mundo ideal o todo lo contrario?”. Es una buena cuestión que da que pensar; él mismo hace que valoremos los distintos aspectos de esta idea presentándonos después a Don Quijote, el pobre hombre manchego que acabó bastante afectado por tanta literatura caballeresca… ahí nos damos cuenta de que lleva razón, puede que tanto idealismo y tanta aventura y emoción acabe produciendo en nosotros un sentimiento de rechazo hacia la realidad en la que vivimos que no es ni por asomo tan apasionante como debía ser la de los libros Don Alonso Quijano. Sin embargo a continuación contraataca diciendo que sin llegar a tales extremos, podemos usar esas ideas de mundo casi perfecto en el que viven nuestros personajes favoritos para despertar un pequeño sentimiento de insatisfacción y de mejora que haga que queramos mejorar algunos aspectos de nuestro mundo para vivir un poco mejor. Es aquí cuando se nos pueden desmontar las ideas que teníamos sobre que la ficción nos puede volver un poco locos, porque este argumento que se expone al final del texto, aunque breve, es poderoso, y realmente creo que tiene razón; las ideas que refleja la literatura, pueden cambiar el mundo poco a poco.

Valoración personal (3)
El autor al explicar que su vida en el internado era infeliz menos en los momentos en los que se sumergía en el mundo de las historias, está tratando de hacer ver al lector, que por muy malo que sea el mundo que te rodea, siempre te queda la opción de escapar y soñar, y la literatura es una manera de hacerlo. Es cierto que reconoce que no siempre tiene beneficios imaginar un mundo totalmente distinto y mejor, porque puede hacer que algún lector, fascinado por la ficción, comience a desvariar y a intentar conseguir llegar a ese otro mundo. Así advierte que no es un mundo existente, sino una huida a través de la imaginación y los personajes y hechos que se cuentan en la historia de lo malo. Los argumentos que da están completos y hacen reflexionar.
Pese a que yo no soy una habida lectora, concuerdo completamente con la opinión del autor, este mundo no tiene nada que ofrecer en comparación con lo que los libros, las películas, el arte y la música nos ofrecen. Son como sueños, ideales y perfectos, incluso los más realistas conservan esa sensación de belleza que solo la ficción puede crear. Millones de personas se congregan frente a pantallas de televisores y ordenadores, enganchados a series, películas y videojuegos para olvidar, porque todos tenemos algo que a veces queremos olvidar. No hay nada como el amor de las películas o las obras de teatro, porque la realidad no es tan especial. En la vida real jamás oiremos ni diremos inspiradores discursos como el de William Wallace o conmovedores monólogos como el de Segismundo. Jamás viviremos aventuras en mundos oníricos y jamás experimentaremos una amistad tan verdadera como la de la ficción. Todo esto lo sabemos, por supuesto, y es por eso que olvidamos y nos evadimos, el mundo no se oscurece puesto que nunca fue claro, es nuestra imaginación la que revive y se ilusiona.
Cuando leemos dejamos de ser nosotros y el mundo deja de ser tal y como lo conocemos, ya no hay crisis, no hay violencia, no hay soledad ni tampoco preocupaciones o problemas, solo hay una historia que, en el mismo momento en que te metes en ella, llega a ser más real que el propio papel en el que está escrita.

En mi opinión, el final escogido por el autor no podría haber sido mejor, es realmente emotivo. Cuando la literatura, el cine, los videojuegos, la música, el arte etc. son capaces de hacer de este mundo un lugar más agradable y hermoso, no veo que pueden tener de negativo. Si el precio a pagar es la ingenuidad o incluso la locura, que así sea.


3.      Analiza las funciones del lenguaje predominantes, justificándolas con los procedimientos lingüísticos que aparezcan en el texto.
Entendemos por función del lenguaje la intención comunicativa perseguida por el emisor en un texto dado. Existen seis funciones del lenguaje, cada una de las cuales incide de forma especial en cada uno de los seis elementos de la comunicación; así, la función emotiva se centra en el emisor, la conativa, en el receptor, la referencial, en la realidad extralingüística, la poética en la forma del mensaje, la metalingüística, en el propio código y la fática, en el canal. 
En el texto a comentar,  la función predominante es la expresiva, pues  la intención comunicativa principal es transmitir las propias opiniones del emisor, en este caso en torno al hecho literario; esta función es la predominante en todos los textos de opinión, como el que nos ocupa.  También encontramos como función secundaria la conativa,  la que se centra en el receptor, pues al dar su opinión, el autor persigue también convencer de ella al lector. Finalmente, observamos que también aparece la función poética pero de forma menos destacada, pues aunque no se trate de un texto propiamente literario, sí que se percibe un cuidado formal y una cierta voluntad de estilo, que se manifiesta, como vernos más adelante, en el uso de algunas figuras retoricas.
A continuación, analizaremos los procedimientos lingüísticos que justifican las funciones del lenguaje a que nos acabamos de referir:
Función expresiva o emotiva: encontramos numerosos indicadores de subjetividad, en primer lugar, en las referencias que hace el autor a su propia persona, empezando por la evocación de su propia adolescencia y de su iniciación a la lectura. El autor utiliza a menudo la primera persona, tanto del singular ("yo sé”, me trasladaban” “fue para mí"), como del plural ("nos")("nuestras vidas"); el uso de la  primera persona en plural busca incluir al lector en su forma de pensar y acercarle a su punto de vista. También encontramos verbos en subjuntivo ("incluya"), que es el modo verbal de la subjetividad, pues se utiliza para expresar deseos, dudas o posibilidades. Otro  indicador de subjetividad, presente en el texto es el uso de abundantes adjetivos valorativos  ("era húmedo y ceniciento", "rutina atontadora", " miserable", “infeliz”, “espléndida)
La función conativa se deja ver por medio del uso de oraciones interrogativas ('¿Nos hace mejores o peores incorporar a nuestra vida la ficción, tratar de incrustarla en la historia?'); además de por otros recursos comunes a la función emotiva, como los adjetivos valorativos, que mencionamos a la hora de hablar de esa función. Otro recurso para tratar de influir en el receptor es la utilización de términos connotativos, que aportan también valoraciones ('manchego cincuentón') en donde cincuentón transmite hacia el personaje unas connotaciones afectivas, de cercanía  y familiaridad. También se aprecian, en relación con esta función recursos retóricos para conmover al lector, como la enumeración de personajes y situaciones literarias que implican cierta complicidad con un tipo de lector que ha compartido lecturas con el autor  ('Las aventuras de Jean Valjean, la obstinación de sabueso de Javert, la simpatía de Gavroche, el heroísmo de Enjolras'), así como la enumeración de sustantivos abstractos que definen las pasiones emanadas de los libros, que también reconocerá un lector asiduo ('en la desdicha, en el amor, en el coraje, en la alegría, en la vileza.”
La función poética, como ya mencionamos, se aprecia en cierta voluntad de estilo, característica esta común a los ensayos literarios. Vargas Llosa cuida la forma del mensaje, buscando un estilo elegante, capaz además de conmover al lector.  Se aprecia esta voluntad de estilo en el léxico utilizado, que transmite en sí mismo pasión por los libros, y en el uso de figuras retóricas ya mencionadas al hablar de otras funciones: interrogación retórica, enumeraciones, como la ya citada o la que mencionamos a continuación, en donde ademá se aprecia un asíndeton, que da más fuerza aún al mensaje al enfatizar la acumulación de pasiones contradictorias que pueden encontrarse en las novelas: “ La revolución, la santidad, el sacrificio, la cárcel, el crimen, hombres superhombres, vírgenes o putas, santas o perversas, una humanidad atenta al gesto, a la eufonía, a la metáfora'.
En conclusión, la función comunicativa predominante es la expresiva, puesto que la intención fundamental del autor es defender una postura favorable a la lectura de novelas, si bien está función aparece muy ligada a la conativa y a la poética.


4.      Análisis sintáctico global (redactado):
P1: Es posible
  P2: que las novelas inoculen en nosotros una insatisfacción de lo existente
     P3: que influya en nuestras vidas
y
     P4: (que) ayude
P5 a moverse a la humanidad.
 La oración principal P1 es “es posible”. P2 “Que las novelas inoculen en nosotros una insatisfacción de lo existente” Es oración subordinada sustantiva a P1 con función de sujeto de la anterior y está introducida por la conjunción completiva que, sin función sintáctica específica. P2 incluye otras tres subordinadas:  P3 “que influya en nuestras vidas” es oración subordinada adjetiva especificativa, cuyo antecedente es “insatisfacción de lo existente”; está introducida por el pronombre relativo que que funciona como sujeto en su propia proposición.  P4 “ayude” es una coordinada copulativa de la anterior, unida a esta por la conjunción y; como P3 es además subordinadas adjetiva de P2 con el mismo antecedente; el nexo relativo no aparece en este caso porque se sobreentiende. Finalmente. P5 “a moverse a la humanidad” es una oración subordinada sustantiva con función complemento de régimen de P4; no está introducida por ningún nexo por tratrase de una subordinada de infinitivo..

5.      Explica el significado contextual de las siguientes palabras y expresiones:

rutina  – obstinación - flamígeros extremos – vileza - paradigma

Rutina: Hábito repetido y sin variación de hacer las cosas. En el texto se refiere a lo monótono y aburrido de los días en el centro escolar. Al calificar la rutina de “atontadora” se refiere a que el aburrimiento les embotaba los sentidos.
Obstinación: determinación, empeño cabezonería.  
Flamígeros extremos: El adjetivo  flamígero  se refiere a algo que lanza llamas o imita la forma de estas. En el texto está utilizado en sentido figurado, para referirse a lo ardiente o apasionado de las pasiones extremas, totalmente contrarias, que aparecían en aquellas novelas.
 Vileza: Acción  indigna, baja, infame.
Paradigma: Modelo ideal que se toma como ejemplo a seguir o norma de conducta.
6 – Comenta los recursos literarios utilizados, definiéndolos y explicando en cada cao su valor expresivo. (1,5 p.)

Los recursos literarios se utilizan sobre todo en los textos literarios, donde es muy importante la forma del mensaje. En este texto de Mario Vargas Llosa encontramos varias figuras estilísticas.
    En este texto aparecen los siguientes recursos literarios, que clasificaré en los distintos niveles existentes: a nivel fónico, a nivel morfosintáctico y a nivel semántico.
    En cuanto a recursos literarios utilizados a nivel fónico, no se encuentran en el texto, ya que son más típicos en poesía y no en una novela en prosa.
    A nivel morfosintáctico, hay bastantes enumeraciones, que consiste en una sucesión de elementos ordenados y relacionados. ``Las aventuras de Jean Valjean, la obstinación de sabueso de Javert, la simpatía de Gavroche, el heroísmo de Enjolras´´ esto es además de una enumeración, un asíndeton, ya que se suprime la ``y´´ del final.
Además encontramos paralelismos (Reiteración de la misma estructura sintáctica en oraciones) como en “ Las aventuras de Jean Valjean, la obstinación de sabueso de Javert, la simpatía de Gavroche, el heroísmo de Enjolras” o” en la desdicha, en el amor, en el coraje, en la alegría, en la vileza” además de “La revolución, la santidad, el sacrificio, la cárcel, el crimen, hombres superhombres” todo esto lo utiliza el autor para dejar claros los temas principales de la obra Los Miserables.
Se epodría incluso observar una epanadiplosis, se repite la misma palabra al principio y al final del texto ``invierno´´, lo que enfatiza  la estructura circular del texto.
    A nivel semántico, podemos encontrar muchas antítesis, palabras contrarias en una misma frase u oración ``santas, perversas´´ ``vírgenes o putas´´ ``mejores o peores´´ ``realidad, sueño´´ ``depresión, entusiasmo´´...
Se puede encontrar un epíteto, realza una cualidad que ya se sabe ``realidad real´´. Incluso podría considerarse un pleonasmo o redundancia, ya que es innecesario decir que la realidad es real, porque la misma palabra ya lo dice. Sin embargo, en este caso el adjetivo no tiene aquí valor explicativo, como ocurre en los epítetos, sino especificativo: se refiere a que la realidad propiamente dicha para diferenciarla de la falsa realidad de la ficción.
Hay derivaciones como por ejemplo `` realidad, real, irrealidad´´. y por último, la pregunta retórica que no va destinada a que la respondan los lectores, sino que sirve de punto de partida para la reflexión del  propio autor, que tratará de responderla con su argumentación.
A nivel semántico podemos encontrar metáforas (usar una palabra o frase por otra, estableciendo entre ellas un símil no expresado) como “apetito de irrealidad”, y también personificaciones (Atribución de cualidades humanas a animales o seres inanimados) como “las mentiras que urde la imaginación”.
Juego de palabras: Utiliza las mismas palabras pero con un significado diferente “Los Miserables/ miserable”, busca un juego refiriéndose a la novela y utilizando dicho título para expresar que consiguió una situación más amena.

Encontramos, finalmente, una perífrasis: “un manchego cincuentón”, con nuestra cultura sabemos que se refiere a Don Quijote, pero evita mencionar directamente un nombre de sobra conocido. Luego se referirá a él otra vez como Alonso Quijano,

    Como conclusión es evidente que hay un predominio claro de recursos literarios a nivel semántico, entre los cuales destaca por su abundancia la antítesis y a nivel morfosintáctico destaca sobre todo la enumeración. No hay recursos a nivel fónico porque eso es más bien propio de poesía, o de textos que se centran en cómo expresar el mensaje, mientras que este texto se centra solo en el mensaje no en cómo de diga. Vemos que en este texto predominan las enumeraciones ya que el autor da ejemplos para argumentar los dos puntos de vista, y también aparece una interrogación retórica, relacionan asimismo con la argumentación. Los recursos que utiliza Vargas Llosa se relacionan con la pasión que pretende transmitir hacia la lectura, con recursos que tienen que ver con la acumulación o suma de argumentos favorables para convencer al lector.



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